David Ferrer será el rival de Novak Djokovic en la final del Masters 1000 de París. El de Jávea, vigente campeón del torneo, ha firmado el mejor encuentro de su temporada para derrotar a una de sus bestias negras, Rafael Nadal, por 6-3 y 7-5. En un encuentro vibrante, decidido por su valentía y su acierto en gran medida y también por los errores del balear, más fallón de lo habitual, Ferrer se hizo con la victoria acercándose a su objetivo de terminar el año entre los tres primeros del ranking ATP

David saltaba a la pista con poco descanso y mucho trote a sus espaldas. La nefasta organización del torneo, tan capaz de hacer debutar al vigente campeón del torneo un miércoles a las 10:30 de la mañana como de tenerle ayer viernes jugando hasta la madrugada, no ayudaba a un jugador que venía de firmar dos finales en las dos últimas semanas (Estocolmo y Valencia). Pero él no es de los que se queja ante los micrófonos sino de los que prefiere trabajar en la pista, y a eso se dedicó.

Por la mente del de Jávea no pasaba ni un solo pensamiente negativo, y eso ante un rival como Rafa no es sencillo. Menos para el alicantino, que solo le había ganado una vez en sus últimos diecisiete enfrentamientos, y con el manacorí visiblemente lesionado. Y con victorias de todos los colores: siendo arrasado (6-0 y 6-2 en Acapulco 2013), desperdiciando situaciones espléndidas (Masters 1000 de Madrid 2013)... Pero ni eso ni la presión de defender corona pudo amedrentar a un Ferru decidido y valiente como pocas veces.

David saltó al tapete de Paris-Bercy con la fuerza de un ciclón, sorprendiendo a un Rafa muy a la expectativaEl inicio del número 3 mundial fue devastador. Con una fiereza y una decisión enormes, se decidió a ser el que escribiera el guion de la película. Nuevamente rayó a gran nivel con el servicio, pero no se quedó ahí su actuación. Al resto mostró un acierto casi inmaculado, jugando siempre bolas profundas y buscando terminar los puntos lo antes posible. Pese a su gusto por los intercambios con ritmo sabía que esa fórmula no iba a ser buena ante Rafa, y optando por la vía directa encontró cómo hacer daño al balear. Su derecha, excelsa, fue un vergel de puntos, unas veces por la vía directa y otras permitiéndole acercarse a la media pista, donde como el buen vino ha madurado con los años convirtiéndose en un magnífico voleador.

Con todos sus golpes funcionando y sus piernas permitiéndole devolver todos y cada uno de los envíos de un Rafa timorato, pronto tomó ventaja en el marcador: break y 2-1, situación que terminaría aguantando a lo largo de todo el set sin sufrir en exceso. Apenas necesitó salvar una bola de rotura para navegar con acierto hasta la conquista del primer parcial, que cayó de su lado por un tanteador de seis juegos a tres.

Rafa crece y Ferrer se mantiene

El marcador del primer set no hizo mella en Ferru, que supo mantener el nivel constante que había mostrado en la manga inicial. Sobre todo en su primer saque cuando Rafa, decidido a cambiar el rumbo del encuentro, fue agresivo y buscó cimentar la remontada. Fue entonces cuando salvó un 0-40 con su saque, una más de las varias demostraciones que daría a lo largo del encuentro de que hoy había saltado dispuesto a ganar y a olvidar todo fracaso previo.

No se conformó David con mantener el servicio sino que a continuación, ávido de victoria, sumó su segunda rotura del partido y volvía a ver en el luminoso cómo contaba con ventaja. Y nuevamente siguió fiel a su idea de esta tarde, la de tirar y no achicarse. Correr de esquina a esquina, pero hacer correr a Rafa. Y con esas, llegó al momento importante: 5-4 a su favor y servicio. Y, como tantas y tantas veces, pereció. Una derecha invertida al pasillo y un revés a la red parecían el principio del fin para Ferrer.

Se empezaba a cavar la tumba para Ferru, una vez más. Pero fue el propio David quien se encargó de detener la obra, porque hoy nadie le iba a enterrar. Con 30-30 al saque de Nadal, firmó el mejor punto del partido para provocar el error de revés del balear que, a continuación, envío desesperado una derecha demasiado larga. Esta vez, nuevamente al saque para cerrar, Ferrer no falló y certificó su victoria, dispuesto a defender el cetro en Paris-Bercy. Solo falta una etapa: Novak Djokovic.

Por su parte, Rafael Nadal se queda una vez más en el camino en su intento por conquistar el único Masters 1000 que falta en su palmarés. Precisamente en París, la ciudad que tantas y tantas veces le ha visto coronarse campeón en la tierra batida de Roland Garros. Pero a 15 kilómetros de su escenario fetiche y bajo la bóveda del Palais Omnisport, el triunfo se le resiste. De momento, la ciudad del amor reparte entre los españoles. Y el otoño es época para Ferru.