2013 no ha sido quizás el mejor año de Tomas Berdych. Sin un solo título en su haber -lo que magnifica conquistas aparentemente menores como las de David Ferrer-, el checo ha vagado entre sobresaltos, sin apenas victorias de mérito y lejos del Berdych que asustaba en cualquier escenario, con sendos cuartos de final en Wimbledon y Australia como mejores resultados del curso, balance algo exiguo para un tenista de su categoría.

Sin embargo, el checo es uno de esos tenistas que los top no quieren ver ni en pintura. Dotado de un gran servicio y unos golpes de fondo potentísimos, es capaz de poner en aprietos al más pintado. Le falta regularidad, pero ya venció a Djokovic en las semifinales de Wimbledon en 2010 o a Federer en los cuartos de final del US Open 2012, escenarios en los que a muchos les tiembla la raqueta y en los que él ha dejado señas de su inequívoca calidad.

Se le achaca poco espíritu de superación, especialmente cuando vienen mal dadasBerdych lo tenía todo de cara para firmar un gran año tras el espaldarazo de confianza de la conquista de la Copa Davis de 2012, a medias con Radek Stepanek. Sin embargo, no ha podido confirmar nada. Acusado de ser extremadamente frío y no tener el carácter suficiente para escaparse de las adversidades -es el tenista de los ocho presentes en Londres con peor porcentaje de victorias tras perder el primer set: apenas remonta uno de cada cuatro partidos (26,3%)-, no tiene en su ADN el gen luchador que sí poseen la mayoría de los demás 'Maestros'.

Pese a ello, es raro ver al tenista de Valasske Mezirici sufrir derrotas estrepitosas. Quizás no sea el más fiable ante los top ten -38 victorias por 84 derrotas- pero es extremadamente fiable ante tenistas inferiores, a los que apenas da opciones con su poderoso juego de fondo. Es gracias a ello que aparece en las rondas finales de la mayoría de torneos que disputa, gracias a lo que cimenta su constancia en el ranking -no sale de los diez primeros puestos del ranking desde el 5 de julio de 2010- y se gana con asiduidad el billete para Londres, siendo la de este año su cuarta participación seguida en la Copa de Maestros.

Pese a lo bien que se adapta su juego a las características del O2 Arena, una pista rápida y cubierta donde sus misiles vuelan a toda velocidad, nunca ha estado cerca de triunfar. Apenas ha logrado pasar de la fase de grupos en una ocasión, en 2011, y cayó con claridad en las semifinales ante el este año ausente Jo-Wilfried Tsonga en dos sets. En esta temporada, el Grupo A le ofrece mayores posibilidades de éxito. Pese a que tiene perdido el récord con todos los contendientes (5-7 ante Wawrinka, 3-6 ante Ferrer y 3-16 ante Nadal) viene más fresco que todos ellos. Por riesgo no será, porque Berdych es un tenista que no teme a nada.