Dos tenistas memorables, dos estilos antagónicos y un escenario inmaculado para una exhibición tenística. De un lado de la red el coraje de Novak Djokovic, tenista tocado por una varita en este final de temporada y en el otro, el eterno Roger Federer, que en una pista cubierta saca a pasear toda la gama de golpes que tiene, desde la elegancia de su revés a la eficacia de su derecha. El partido es una maravilla, tiene de todo. Djokovic es más paciente desde el fondo, busca el desgaste, mientras Federer apenas mueve su cuerpo de la línea de fondo, recoge los misiles de su rival a bote pronto y hace estragos con esa muñeca prodigiosa. 

El primer set muestra todas las virtudes y los defectos de la actual versión de Roger Federer. El helvético lleva el partido a su terreno, impide los peloteos largos, cambia ritmos y velocidades y domina desde el servicio esperando un resquicio de su rival. Pero cuando este llega, peca de ansiedad, juega demasiado rápido y pese a tener una derecha franca para cerrar el primer set, ve cómo el serbio en poco más de diez minutos da la vuelta al marcador y arrebata el servicio de su rival para matar el primer parcial por seis juegos a cuatro. No se hace justicia a lo visto sobre la pista, pero el actual número dos del mundo manda en el marcador y deja una larga cuesta por delante a su rival suizo.

El segundo set arranca con las sensaciones del primero y una ligera sensación de conformismo parece reinar en el sector de Federer. Djokovic dispone de un 15-40 en el primer juego para casi matar el encuentro, sin embargo, entre algún error de Djokovic y algún acierto del rival, el suizo solventa la papeleta y recupera el tono. El set transcurre en una especie de montaña rusa de sensaciones, con ambos jugadores merodeando y consiguiendo breaks. Sin embargo, el parcial tiene un desenlace mágico en el desempate. Federer destapa el tarro de las esencias y ofrece un clínic tenístico que el público ovaciona a rabiar. Partido empatado a todo.

Pero el tercer set es territorio Novak Djokovic, y ahí no perdona al suizo, que vuelve a cometer errores infernales. En el primer juego de la manga, con su servicio, cuando tenía que demostrar que estaba de vuelta, el desgaste le pasa factura, lo entrega en blanco y despeja el camino a un Djokovic invencible, que no conoce el cansancio. Lo defiende todo desde la línea de fondo, obliga a un golpe extra siempre a Federer, que acaba fallando más de lo habitual, para terminar entregando el partido por seis juegos a dos. El público agradece el esfuerzo a ambos, que tendrán que disputar el jueves el segundo partido del torneo. Federer lo hará ante Gasquet, mientras Djokovic pondrá en juego el liderato del grupo ante Del Potro.

En el partido previo al duelo entre los dos títanes, los Bryan se vieron sorprendidos por la pareja formada por el croata Dodig y el brasileño Melo que, tras primer el set inicial por 6-3 acabaron ganando el segundo por otro 6-3 para terminar imponiéndose en el súper tie-break decisivo por 10-8.