Tras medio año del último enfrentamiento entra ambos tenistas, Roger Federer y Jo-Wilfried Tsonga se volvían a ver las caras. Aquél partido sobre el polvo de ladrillo de Roland Garros se lo llevó fácilmente el francés (7-5/6-3/6-3), por lo que Federer tenía cuentas pendientes.

El partido empezó tranquilo para Federer, muy sólido al saque. El helvético solventó el primer turno de servicio elegantemente. No rompía la bola, sino que la acariciaba. Con 1 a 0 en el marcador era el turno de Tsonga. El francés tenía que ganar su saque para no descolgarse del set en apenas 5 minutos, pero no lo consiguió. Rápidamente se colocó el suizo por delante en el juego (15-30) y consiguió la primera bola de break. Tsonga, que empezó superado por Federer, no pudo hacer nada ante el perfecto revés paralelo del suizo. 2 a 0 en el marcador y todo de cara para el número 6 del mundo.

El set siguió sin apenas dificultad para Roger. El helvético conseguía solventar sus saques con suma facilidad. Se le veía cómodo en la pista. Moviendo al francés de un lado a otro y realizando continuas dejadas, desquiciaba a Tsonga. Al francés no le quedaba otra que cambiar el estilo de juego. No podía con un Federer que dominaba todos los puntos. Empezó a subir a la red pero tampoco le fue suficiente. El suizo estaba descomunal y se llevó la primera manga por 6 a 3.

Diferente película, mismo final

El segundo era muy importante para Tsonga. Si el francés no quería dejar prácticamente sentenciado el partido, tenía que subir una marcha más. Lo consiguió durante gran parte del parcial, pero fue insuficiente.

Importante para el francés empezar ganando su saque en el inicio del set. Se colocó muy pronto con 40 a 0. Parecía que se adjudicaría cómodamente su servicio, pero el suizo volvió a demostrar por qué tiene tantos títulos en su poder. Le complicó el saque a Tsonga, pero con sufrimiento, consiguió cerrar su servicio.

La dificultad del francés a la hora de ganar sus saques se veía contrastada por la facilidad del suizo. Sin problemas. Sin sufrimiento. Federer conseguía sacar sus servicios sin sudar. Tsonga siempre iba a contracorriente. Por dos veces consecutivas se le adelantó Federer en su saque (0-30), pero el francés sacó lo mejor de su servicio para remontar ambos juegos.

Se llegaba al final del segundo set con empate a 5 en el marcador. Parecía que habría tie break, pero Federer no quería complicarse la vida. En el undécimo juego, Federer consiguió romper el saque del francés, tras un juego perfecto. 6 a 5 con break a favor y saque. Escenario idóneo para que ocurriera lo que ocurrió: saque en blanco y 2 sets a 0.

Tercer set tranquilo 

El último parcial no tuvo historia. Pronto consiguió el helvético el break que sería definitivo (2 a 1) para sentenciar el partido. El suizo, fiel a su estilo, continuaba ganando sus saques fácilmente.

No obstante, en un pequeño bajón de Federer, Tsonga tuvo la primera bola de break de todo el partido. Podía meterse de nuevo en el partido si conseguía romper el servicio del suizo. Pero Federer lo solventó sin problemas. Dos puntazos seguidos, un ace para cerrar el juego y 5 a 3 en el marcador.

Tsonga hizo lo que tenía que hacer en el siguiente juego. Apuntárselo y esperar a que Federer cometiera algún error para poder atacar su saque e igualar el set a 5. No fue así. El suizo no quiso problemas y sentenció su turno de saque en blanco. Juego, set y partido  (6-3/7-5/6-4) para un Roger Federer que amplía más su leyenda.

En cuartos de final se cruzará con Andy Murray, que derrotó sin problemas al francés Stephane Robert (6-1/6-2/6-7/6-2). El suizo y el escocés rememorarán la final del 2010, en la que Roger Federer se alzó con el título del Open de Australia (6-3/6-4/7-6).