El degradado torneo de Memphis -ha pasado este año de su anterior consideración de ATP 500 a ATP 250- contó en el presente curso con un pobre cartel, en el que apenas destacaban algunos tenistas locales, Feliciano López o Kei Nishikori. Fue precisamente el nipón quien hizo honor a su condición de cabeza de serie número 1 para hacerse con la victoria, derrotando en la final al croata Ivo Karlovic por 6-4 y 7-6(0).

La final tuvo, de principio a fin, color nipón. Nishikori, muchísimo más fuerte físicamente y más sólido en el fondo de pista, apenas sufrió en un juego mientras que cosechó bastantes oportunidades al resto. Una de ellas, bien aprovechada, le fue más que suficiente para anotarse el primer set.

En la segunda manga la sentencía parecía poder llegar pronto, pero Karlovic se aferró a su saque a la perfección. Este le acompañó en los momentos clave hasta el punto de salvar nada menos que siete bolas de break -dos en el primer juego y cinco en el tercero- pero le falló en la muerte súbita, alcanzada sin sobresaltos, donde no firmó un solo punto permitiendo que el tenista del país del sol naciente se hiciera con el cuarto título de su carrera, tercero en suelo americano y segundo consecutivo en Memphis.

Sobre el autor
Manuel F. Cartón
Diplomado en Ciencias Empresariales sobre el papel, pero periodista de vocación. Soy redactor de tenis y de la sección de fútbol del Real Sporting de Gijón.