Pochettino en la previa del encuentro señalaba que el equipo había trabajado bien y que el estilo de juego era innegociable. Solo faltaba acierto. Pues bien, sin Pandiani en la lista de convocados, Álvaro Vázquez empezó de inicio en el banquillo. Tocaba dar otro golpe de timón a la embarcación y esta vez le tocó al internacional sub 21 español. Por delante 90 minutos para demostrar si el técnico argentino había dado con la tecla correcta y accionaba el gol que tensase la soga sobre el cuello de Manzano.

Efectivamente no tardó mucho en adelantarse, con la inestimable ayuda de Courtois y la clase de Verdú. Un fallo del belga dio la oportunidad a Joan Verdú de demostrar una vez más la calidad que atesora y con un disparo lejano con el empeine cogió un efecto diabólico de fuera a dentro. Apenas se llevaba disputados 5 minutos de encuentro. Sin tiempo para recuperarse y recomponer líneas por parte de los visitantes, llegó una jugada calcada. Esta vez Romaric cedió de cabeza un balón en largo y Verdú recogió el esférico en la misma posición. Esta vez decidió sacar de su grimorio futbolístico otro recurso y se adentró en el área ante la pasividad de la narcotizada defensa atlética. El portero belga no salvó lo inevitable. Corría el minuto 7 y Verdú ya había anotado dos goles ante el deleite de Cornellà. Quedaban muchos minutos por delante, pero se podía afirmar que Pochettino había acertado.

El Atlético no sujetaba el juego y los jugadores de la zona ofensiva espanyolista llegaban muy sueltos a posiciones de la retaguardia atlética, con espacio para correr y tiempo para pensar. El partido estaba donde Pochettino quería y Verdú disfrutaba. Un Romaric recuperado para la causa participaba también en el tercer tanto tras haber dado las dos primeras asistencias. El m el minuto 18 cuando volvía a arrancar el costamarfileño y con un despliegue de fuerza dejaba defensores a su paso como si fuese un adulto jugando contra niños. La pared magistral con Sergio García la culminaba con un gran disparo cruzado y Courtois recogía una vez más el balón del fondo de su portería.

El Atlético es un equipo de grandes jugadores pero sin alma. Los jugadores no tienen claro a qué juegan y viven de acciones aisladas de sus estrellas. El destino de su juego radica en los chispazos que dan Arda, Diego o Falcao ante la anarquía del equipo. En uno de esos citados momentos llegó el 3-1. Una buena jugada en la banda derecha de Salvio terminó con un centro con la pierna izquierda al punto de penalti. Al espacio acudió con fe Falcao y con un remate poco ortodoxo lograba adelantarse a la salida de Cristian para recortar distancias a falta de 15 minutos para el descanso. Sin duda el colombiano es un jugador inteligente y el área es su hábitat. Se mueve a las mil maravillas en esos espacios reducidos y se siente cómodo donde otros sucumben a la presión.

Este gol, que debía ser el de la esperanza para el Atlético, no supuso gran cambio. El partido siguió bajo los mismos derroteros y el Espanyol continuó sintiéndose muy cómodo bajo la propuesta atlética. De este modo se llegó al descanso tras una primera parte en el que cada llegada al área casi se tradujo en gol. Tras la reanudación Verdú continuó haciendo fácil lo difícil. Con su mejor socio sobre el campo, Sergio García, se vio la versión más inspirada del mediapunta y fueron habituales las combinaciones entre ambos a lo largo del partido. En una de esas acciones Verdú condujo con maestría una contra y dobló a Sergio que llegaba en vuelo por la banda derecha. Sergio García encaró a Godín y con insistencia, tras innumerables rechaces, obtuvo el premio. El cuarto del Espanyol en el minuto 53 que pudo ampliar unos minutos después tras un gran disparo de Thievy que provocó el lucimiento del guardameta Courtois.

Los de Pochettino siguieron divirtiéndose sobre el tapete de Cornellà y solo el paso de los minutos además de los cambios en ambos equipos desdibujó el ansia por encontrar la portería atlética. Los últimos minutos se vio a un Atlético de Madrid más vertical y que buscó con insistencia la portería de Cristian. De hecho consiguió maquillar el marcador por mediación del talentoso Arda. A falta de ocho minutos recogió el guante que le tendió Héctor Moreno tras un error defensivo. Tras embolsar el balón con el muslo en la frontal boleó y Cristian no pudo evitar el definitivo 4-2.

Resultado merecido para el Espanyol que logró de esta forma cerrar un bache de cinco encuentros sin puntuar y, de paso, acabar con el debate anotador. Los cuatro goles de los periquitos daban la razón a Pochettino cuando afirmó que el acierto llegaría. Tras esta victoria el Espanyol llega a los 20 puntos superando en uno a su rival en la noche de hoy, el Atlético de Manzano. Precisamente, el técnico jienense sale muy tocado de la Ciudad Condal y prolonga aún más el pésimo bagaje lejos del Calderón. Fuera de casa ha sumado en siete encuentros un punto y ha recibido veinte goles en contra.