Los dos conjuntos llegaban con urgencias; el Barcelona porque no podía fallar más si quería mantener viva la Liga, y el Málaga porque debía romper con la mala racha de cinco partidos sin ganar.

Pellegrini hizo algunos retoques con respecto al once de El Molinón. Dio entrada a Gámez por Sergio, metió a Cazorla entre líneas y dejó el doble pivote para Maresca y Camacho –Toulalan estaba sancionado-.

Por su parte, Guardiola dio descanso a Puyol, Xavi y Fàbregas, y sacó a Mascherano, Thiago y Adriano, pensando también en el encuentro copero del próximo miércoles ante el Real Madrid.

Con los onces dispuestos sobre una Rosaleda llena comenzó a rodar el esférico sobre el verde, cinco meses después de lo previsto –el encuentro se debió disputar el 22 de agosto, pero fue aplazado por la huelga de futbolistas-.

El Barcelona comenzó dubitativo, debido en parte a la intensidad con la que salió el Málaga, que realizó una buena presión, anticipación y repliegue ante los ataques azulgranas.

El primer tiro a puerta no tardó en llegar; un cabezazo de Alexis que atrapó Willy, en una jugada que había sido previamente invalidada por fuera de juego del chileno. El siguiente en probar suerte fue Messi, desde la frontal del área, con un tiro que fue desviado por la defensa local.

Poco a poco, el Barcelona se iba haciendo dueño del balón, pero el Málaga no renunció al ataque ni al esférico, y enseguida llegó la réplica de los locales, por mediación de un excepcional Isco. Primero aprovechó un pase de la muerte para ponerla a la escuadra y obligar a Valdés a sacar una mano providencial para enviar el cuero a córner.

Tras el saque de esquina, fue nuevamente Isco el que remató de cabeza. Valdés volvió a sacar a relucir sus mejores cualidades para despejar el balón, que de nuevo le cayó a Isco. El malagueño intentó rematar desde el suelo, y el meta azulgrana volvió a despejar, por tercera vez en un minuto, el intento del malaguista.

El Barcelona intentaba poco a poco hacerse con el dominio del cuero e ir encerrando al rival con sus habituales rondos, pero el Málaga también quería jugar su partido y eso impedía a los catalanes sentirse cómodos sobre el verde, y que la circulación del esférico fuese totalmente fluida. Piqué y Adriano pusieron a prueba a Willy sin éxito.

En una de esas, a punto estuvo Gámez de dar un disgusto al ceder el balón a Willy. La Rosaleda revivió, por un momento, aquel error de Sergio Sánchez que costó un gol en el Bernabéu en la ida de octavos de final de Copa. Afortunadamente, Willy estuvo atento y salió a despejar antes de que Messi llegase al remate.

Messi decide

El argentino estaba siendo uno de los más destacados, merodeando continuamente el área de Caballero y atrayendo rivales allá por donde iba. Tanto lo intentó el azulgrana que al final obtuvo su recompensa. Leo pasó el balón a Iniesta, este abrió para Adriano y el brasileño puso un centro que Messi, libre de marca, remató de cabeza para abrir el marcador.

Antes del tanto azulgrana el Málaga tuvo una más, en la que Eliseu dio el pase a Van Nistelrooy, pero el delantero no acertó a definir y envió el balón fuera del campo.

Los de Pellegrini se fueron al descanso por debajo en el marcador, pero habiendo disfrutado de cuatro claras ocasiones y con una diferencia mínima, que pronto fue aumentada.

Nada más comenzar la segunda parte, el Barcelona revolucionó el encuentro a base de goles. Primero, con un tanto de Alexis que llegó tras una amplia jugada de los catalanes. Iniesta pasó a Thiago, Willy despejó el chut, el balón lo recuperó Adriano, rozó en el de Fuentealbilla, volvió a disparar Thiago y el rechazo lo cogió Alexis para perforar la red.

Apenas unos minutos más tarde, cuando aún el Málaga no había encajado el tanto del chileno, Messi se marcó una de sus típicas jugadas individuales, en la que dejó atrás a todos los malaguistas, y ajustó el cuero al palo para volver a batir a Caballero.

Pitadas al Málaga

El golpe psicológico afectó al Málaga, que se vino abajo. Ahí introdujo Pellegrini los dos primeros cambios: Seba por Maresca y Rondón por Van Nistelrooy. Hay que señalar que ambos jugadores se retiraron con una amplia pitada de la grada-. También Guardiola aprovechó para dar descanso a Alexis, quien se marchó por el joven Isaac Cuenca. Otro canterano, Jonathan Dos Santos, entró para sustituir a Adriano, que se retiró con molestias.

El Barcelona seguía mandando sobre el terreno de juego, mientras que el Málaga, que notó la ausencia de Toulalan, no supo reaccionar y se mostró incapaz de romper los eternos rondos del conjunto catalán.

El último cambio lo reservó Guardiola para dar entrada a Pedro, recién salido de una lesión, y se retiró Iniesta, en medio de una gran ovación por parte de La Rosaleda.

El gran destacado de la noche, Messi, buscó el ‘hat-trick’ en un lanzamiento de falta desde la frontal, que fue directo al travesaño.

Los de Pellegrini, a pesar de la buena primera parte que realizaron, no dispusieron de ocasiones tras el descanso, después de que los azulgranas sentenciasen con el tercer gol.

El último cambio del técnico malaguista fue Cazorla, que también se retiró recibiendo pitadas de la grada, y entró el canterano Recio, que fue recibido con ovación de la grada en el que ha sido su debut esta temporada.

Mientras tanto, Messi seguía con su idilio con el gol. Aprovechó un pase en corto de Pedro para dejar a cuatro jugadores locales atrás y cruzar el balón para enviarlo al segundo palo, dejando a Willy sin capacidad de reacción. ‘Hat-trick’ del argentino y mazazo para el Málaga.

La remontada se antojaba imposible, pero un disparo de Recio que rechazó Valdés lo aprovechó Rondón para anotar el único tanto malaguista. El venezolano pudo hacer el segundo de cabeza, pero se le fue desviado.

Así se llegó al final, con un monólogo azulgrana devastador, que priva al Málaga de tres puntos más que necesarios, pero que mantiene la Liga abierta. Sexto partido consecutivo sin ganar de los de Pellegrini, que deberán reaccionar si no quieren descolgarse definitivamente de los puestos europeos. La semana que viene espera el derbi andaluz, rival directo al que habrá que ganar sí o sí para mantener las esperanzas blanquiazules.