Si, particularmente nací en Bucaramanga y por razones que ya he expuesto anteriormente el equipo que se robó mi corazón fue Independiente Santa Fe; sin embargo, el aliento del Leopardo, -ese que nunca ha dejado de rugir- me ha perseguido desde pequeño.

Mi destino está ligado a esta ciudad, allí nací, allí estudie, allí conocí a mis mejores amigos y allí quizá muera, es la mejor ciudad del mundo. Tal vez tendría 7 u 8 años no lo recuerdo; no sé si fue alguno de mis tíos, pero lo que si recuerdo con lucidez era que constantemente me llegaban camisetas de “Bucaros”,  camisetas que siempre tenían como beneficiario a mi  primo, eterno e incansable fiel del ‘auriverde’.

En 2014 se completarán 6 largos años de lucha, 10 semestres y un torneo largo (el de 2011) intentando conseguir el anhelado regreso a primera división: el lugar de donde jamás debieron salir, el sitial que una ‘serpiente encantadora’ les quitó cuando prometía un ambicioso proyecto con varios campeonatos de primera. Si ese mismo, el innombrable, que no conforme con eso, llegó al rival de la región para darle su toque especial.

Poco y nada conozco del equipo más representativo de mi ciudad. Se que a los finales de los 60’s llegó un argentino, bajito él, Américo Montanini se llamaba y la ‘Bordadora’ le decían. Algunos aseguran que hubiera podido ser mejor que Maradona y Pelé, pero una lesión le impidió ser figura rutilante; sin embargo sus 179 goles con el ‘Leopardo’ le reconocerán ser el máximo goleador en la historia del Bucaramanga y para varios comentaristas deportivos uno de los más exquisitos jugadores de balompié que llegó a Colombia.

Así podría seguir, nombrando al ‘Negro’ González, a Jorge Ramoa, a Hugo Alejandro Scrimaglia, a la ‘Foca’ Landaburu y miles de glorias más que vistieron la casaca amarilla… En fin, ustedes hinchas leopardos, saben más de eso que yo.

Hoy sólo quiero hablarle a usted: Al hincha del Bucaramanga, al de 5 años o al de 70 que lo ha visto toda la vida. Al que lloró el subcampeonato del 97 y al que celebró la permanencia en primera división en ese extraño triangular de 2001. Si, usted, que por alguna razón se alejó del equipo de su vida.

Le hablo al hincha que soportó el dolor de ver a sus amigos morir en la tragedia del 11 de octubre de 1981, a mis abuelos que desde el cielo hinchan todos los fines de semana y ruegan por ver al club de sus amores en lo más alto del fútbol nacional.

A mis amigos, primos y tíos: podrán no haber logrado que fuera hincha de su equipo. Pero lo que si lograron fue haberse ganado el respeto y el cariño de miles de aficionados al fútbol –que como yo- imploran al dios del fútbol que el ‘auriverde’ de una vez por todas vuelva al sitio que siempre le ha pertenecido.

Hoy que están tan cerca, no dejen de alentar, no dejen de luchar, agoten las boletas, llenen de banderas el Alfonso López, inunden las calles de Bucaramanga con camisetas amarillas y preparen la fiesta del fin de semana… Porque el Atlético no es de la ‘B’ es de primera, es de mi ciudad, es de Bucaramanga, es de todos ustedes y llegó el momento de regresar.

No lo duden jamás: ¡VOLVERÁN!