En la costa Caribe, la palabra 'bololo' es sinónimo de alboroto, bulla, desorden y casos de problemas. Hoy, es momento de conocer un 'bololo' que se ha desatado alrededor de un equipo que llegó con bombos y platillos a Bogotá, pero que regresó a su casa con el formulario de inscripción para el Torneo Águila 2015.
Si bien el nivel del grupo A era superior debido a los refuerzos de las escuadras rivales y por la tradición que obstentan, Real Cartagena se mostró como un equipo de tercera división y sin mostrar refuerzo de valor.
Desde el primero de diciembre, el conjunto 'auriverde' se concentró en la capital colombiana. La inversión sobrepasó los 200 millones de pesos. Llegaron siete jugadores y salieron diez. El hospedaje, la comida, el transporte interno y entre otros aspectos necesarios para adaptarse y realizar la preparación previa en la ciudad de Bogotá, hicieron parte de la lista de inversión.
Con la llegada del Cuadrangular, empezó a formarse el llamado 'bololo'. En la primera jornada, Cúcuta -recién ascendido- le encajó tres. En el segundo compromiso, Quindío lo liquidó por 2-1. El último juego -ante Bucaramanga- no se disputó por descisión de la DIMAYOR, debido a que no tenía ningún significado -este puede ser otro 'bololo'-.
Dos derrotas en dos partidos. Cinco goles en contra y uno a favor. Pero no solo eso: la pobreza extrema en su fútbol fue el verdadero fracaso de este equipo. La falta de inteligencia para afrontar los compromisos le pasó factura a un Cartagena que deberá enfrentar un lío financiero y deportivo.
Diego Álvarez y Juan Galicia estarían descartados para la próxima temporada. El club rescindiría de sus contratos debido a que la mensualidad de los jugadores es demasiado alta para un fondo que tiene un deficit de más de 200 millones de pesos. Además, la boletería podría perder creces debido a la decepción que dejó luego del torneo disputado en Bogotá.
En la parte técnica, Juan Eugenio Jiménez no confirma si saldrá o no del equipo. Las especulaciones rodean su puesto y la posible llegada de John Jairo López al banco 'auriverde', es lo más sabido de la interna del club.
Las dos derrotas significaron un impacto anímico enorme para los jugadores, donde posiblemente, las secuelas se vean reflejadas en la próxima campaña de no ser tratadas de manera profesional. Lo psicológico hace parte de esta crisis también.
Por último, el problema más profundo y terrible en medio del 'bololo': el mísero fútbol del Real Cartagena. Si analizamos tácticamente al equipo, Jiménez utilizó tres esquemas de juego en dos partidos. Rotó a jugadores y sin ningún resultado. Una defensa frágil, poco compacta y llena de nerviosismo, provocó que el equipo recibiera sin protección las arremetidas rivales. El rendimiento en la medular de Amilkar Henríquez deja mucho para la imaginación y menos a la realidad dentro del campo. La dupla de delanteros -Parra Cadena y Álvarez- y el arco son como el aceite y el agua: apolares, nunca se mezclan.
Real Cartagena está sumido en una de sus mayores crisis, donde si se empieza a buscar culpables, tal vez, nunca se termine de hallarlos. Lo que es necesario encontrar, es el punto es quiebre para darle fin a un 'bololo' heroico que recién empieza.