En un partido que pintó aburrido y pésimo en la primera parte y que se cerró con un emocionante y vibrante segundo tiempo. Pereira se llevó los tres puntos en su visita al Quindío, que a pesar de haber marcado dos goles en el partido, no supo administrar el tramo final del juego y se terminó llevando tres goles en un lapso de 17 minutos y se fue con las manos vacías del Centenario.

Los primeros 45 minutos de juego en el Centenario, no ofrecieron muchas emociones. El partido se desarrollaba como si ambos equipos antes del pitazo inicial; hubieran firmado un contrato de no agresión y de poco juego.

Quindío y Pereira mostraban lo que no se debe hacer en un partido de fútbol. Un partido falto de sorpresa, falto de juego colectivo, falto de jugadores desequilibrantes y por consecuencia, un partido con falta de gol. Que hizo bostezar hasta no poder más, a los pocos hinchas del ‘cafetero’ que llegaron al Estadio Centenario.

El encuentro pintaba para un frío 0-0 al cierre de la primera parte. Pero la musa de la inspiración brilló sobre el mediocampo de los locales, que lograron enhebrar una buena seguidilla de toques que encontró a un Deinner Quiñones libre entre el bloque defensivo de Pereira y el chico de la Sub-20 no perdonó y facturó el gol que cerró una aburrida primera parte.

Para la segunda parte se disputó otro partido. Todo lo malo que se hizo en la primera parte, se borró con lo emocionante y emotivo que fue el complemento del cruce entre ‘cafeteros’ y ‘matecañas’. 

Desde el pitazo inicial, se vieron dos equipos que salían con una disposición diferente para encarar los minutos finales en Armenia. Quindío utilizaba el juego rápido por la bandas para dañar la defensa de Pereira, que se veía desconcertado por el cambio de actitud del local. Los cambios de frente fueron una constante y el juego colectivo se hizo presente en el gramado del Centenario.

Tal alce del local, le dio vía para lograr el segundo en el marcador. Christian Mina convertía el buen momento 'cafetero' en gol. El resultado era justo y cómodo para el equipo de Prince, que se notaba confiado en obtener los tres puntos en esta noche, pero nunca se iba a imaginar la pesadilla que se le venía en el tramo final de la segunda parte.

Pereira con el 2-0 se envalentonó en lugar de bajar los brazos y comenzó a ir en búsqueda del gol que le devolviera las chances de pelear por los puntos.

El cambio de mentalidad de Pereira se empezó a ver desde el minuto 60. Quindío se fue encerrando en su propia área debido a la arremetida incesante del onceno de Hernando Lisi, que hizo movimientos en su esquema táctico y tal decisión fue la clave para el desenlace del partido.

El momento quiebre del encuentro se dio cuando Luis Paz por doble amonestación fue expulsado y dejaba con 10 hombres a Quindío. Esta fue la señal perfecta para el ataque feroz de Pereira.

El empate cayó al minuto 71 por obra de Sinistierra. Ocho minutos después, Navarro empataba las acciones. Luego del emocionante empate, la segunda roja de la noche fue sacada por el central Leonardo Mosquera de Antioquia a Yeison Carabalí por una dura falta a un rival.

Con nueve hombres se quedaba Quindío y por delante tenían 8 minutos para aguantar el 2-2. Una misión imposible para un equipo destrozado anímicamente y destrozado tácticamente, y era cuestión de tiempo para que Pereira lograse el gol del triunfo.

Gol que hizo su llegada a falta de dos minutos para los 90. Uno de los ingresados desde la banca, el paraguayo Mario Gimenez, completó la épica remontada. 

El marcador con 3-2 y en el estadio solo se escuchaban los gritos de alegría y júbilo de los jugadores y cuerpo técnico de Pereira, que con el pitazo final, el DT ‘matecañase fundió en un abrazo lleno de emoción con su asistente técnico y luego con sus jugadores, que fueron capaces de dar vuelta a un marcador adverso de 2-0 y cerrar una noche perfecta para el primer triunfo de Pereira en el Torneo. 

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Sobre el autor
Mauro Alfonso Paris
Comunicación Social - Universidad de Cartagena