Unos le llaman 'crack', otros lo denominan 'maestro', otros le dicen que es un caballero con la pelota, y ninguno de ellos, está errado. Pero en una dimensión desconocida, se necesita más de un buen pase para sobrevivir; se necesita pensar rápido, tener sangre fría, poner la mirada y pasar del imaginario a la acción de manera eficaz, para que la pelota llegue al punto cumbre para seguir participando desde esta dimensión. 

Macnelly Torres, jugando en el cuadro imaginario formado entre los dos centrales y la primera línea de volantes, hace que los adjetivos para calificarlo, se terminen. Con la simpleza que ejecuta las jugadas, permite que Toloza, Vélez, Aguirre y compañía, puedan moverse y recibir el balón con seguridad. 

Torres es un mago, dentro de la dimensión desconocida esconde el balón, lo guarda y con un truco, hace que la pelota aparezca en otro lugar. Comúnmente, el cuero cae a la espalda de los jugadores rivales o vuelve a la escena, rodando entre líneas, cortando la defensa contraria. 

Con años de experiencia pero con su talento intacto, Macnelly sigue descrestando a más de un volante de primera línea. Pone a jugar a su equipo, tiene la manija de cambios, controla el tiempo y hace que los contrarios se pierdan en la dimensión, donde pocos sobreviven mientras Torres empieza su acto de magia.