Medellín, por segunda vez en el semestre, cayó frente al Atlético Nacional. El marcador, que como muchas veces dicen "puede ser engañoso", es en este caso una fiel representación de lo que mostraron los dos equipos de la capital antioqueña en el campo de juego.

Lo es, no porque el 3-1 signifique una marcada superioridad del cuadro verde sobre su homólogo rojo; tampoco porque sea la representación de una mayor cantidad de oportunidades; ni mucho menos la de la posesión de la pelota -siendo mayor la del DIM por poco más de medio punto porcentual-. El 3-1 es la representación de las dos caras de una misma moneda, siendo una de ellas la efectividad -que representa obviamente al Nacional-, y la otra, su antónimo. Efectividad que, en defensa y ataque, fue lo que le faltó hoy al Medellín.

Ambos equipos remataron igual cantidad de veces a lo largo del partido, solo que uno de los dos supo aprovechar esas oportunidades cuando su rival se las brindó. Y me gustaría hacer énfasis en la última frase, ya que, como suponía el título y lo confirmaba la entradilla, fueron los errores -o mejor en singular, el error- de la defensa del Rojo los que le permitieron al Nacional hacerse una vez más con el Clásico Paisa.

Y es que la defensa del Medellín, que se había destacado por su solidez en partidos anteriores, cometió el mismo error tres veces -sí, TRES- a lo largo del partido. En primer lugar y con la complicidad del lateral derecho Angulo, quien fue displicente a la hora de marcar a Guerra como receptor de un saque de banda -al parecer creyó más lógico ir por quien sacaba con las manos-, el volante venezolano mandó un centro al área que Pablo Velázquez cambio por gol. ¿El error? Diego Hérner lo marcó, pero desde el frente, por lo que fue fácil para el delantero rival ganarle por arriba. Y así, paradójicamente en el minuto tres, Nacional se fue arriba.

En el segundo gol, el error fue el mismo, simplemente cambió de protagonista. Una jugada de pelota quieta que Gilberto García convirtió en una excelsa asistencia para Alejandro Guerra, que remató sin dejar que el balón impactara en el campo de juego. ¿El error? Jhon 'Goma' Hernández marcó a Guerra, sí, pero desde el frente.

Por último, en el que fue el tercero y definitivo para el triunfo de los dirigidos por Juan Carlos Osorio, apareció Orlando Duque, quien regresaba luego de nueve meses a las canchas, con un remate de cabeza al palo derecho de Anthony Silva. El error (ya sin interrogación para que no me tilden de repetitivo), Diego Hérner marcó a Duque desde el frente.

Y así terminó el partido, con la derrota de un Poderoso, hoy de capa caída, y con la confirmación de que en el fútbol actual -y en el de siempre- la contundencia está por encima de todo.

Posdata: Caicedo marcó de penalti y llegó a cinco goles.