Desde el 2010 por Libertadores, el Independiente Medellín no jugaba un torneo internacional como lo fue la Copa Sudamericana que disputó hasta ayer, cuando quedó eliminado ante Cerro Porteño, ratificando el buen momento de su rival, pero dejando en evidencia a un DIM que hace ver muy lejano al campeón de la Liga Águila 2016-I.

Parece que todo los males se le juntaron al club que dirige Leonel Álvarez justamente en un semestre que pintaba para que el Poderoso expusiera su condición de monarca nacional con una buena participación internacional y en los dos torneos que aún tenía por disputar en el plano local.

Pero los resultados no fueron los esperados y el DIM ya quedó afuera de dos de los tres torneos a los que aspiraba en la segunda mitad del 2016. En la Copa Águila, no pasó de cuartos de final y en la Copa Sudamericana también se quedó en la ronda de los ocho mejores, aunque se puede hacer un balance más positivo con el rentado internacional, dado que es un mérito haber llegado hasta dicha ronda después de más de seis años sin jugar afuera del país.

Sin embargo, el problema no recae en la eliminación propiamente dicha, sino en que el Medellín no reconoció el término jerarquía en toda la competición y tuvo que decir adiós a su trajín continental, donde aún quedan dos colombianos en pelea.

Nómina corta

Desde el principio de semestre, Leonel Álvarez reconoció públicamente sentir molestia por el hecho de que no se le consiguieron los refuerzos que esperaba, ya que necesitaba nuevas contrataciones para afrontar con una nómina más amplia las tres competencias.

Pero no se le cumplió y se resaltan frases como la que Élkin Congote, integrante de la comisión técnica del Deportivo Independiente Medellín, dijo como respuesta a Álvarez, afirmando que es innecesario tener un plantel de 30 hombres cuando solo juegan 11.

El precio de ser pocos para tantos partidos se pasó con facturas de cansancio y se pagó en cuotas de lesiones que dejaron a Leonel sin hombres clave como su goleador Leonardo Castro, quien tanta falta debió hacer durante los últimos partidos, donde fue evidente la dificultad del cuadro antioqueño para meter el balón en el arco.

Leonel Álvarez

Muchos altibajos ha tenido el estratega en lo que va corrido del año, incluso en el primer semestre, cuando entró en un pequeño bache y se comenzaba a dudar sobre las ambiciones del DIM.

Pero el DT antioqueño mantuvo su puesto vigente cuando digirió a su equipo hasta la consecusión de su sexta estrella, buscada por siete años, dentro de los cuales hubo tres finales perdidas.

Las declaraciones de Congote y los rumores de la prensa mostraban un descontento en estos últimos meses dentro de la directiva con Leonel Álvarez, pero nunca se confirmó ese malestar interno por más que se rumoreaba su salida de la institución.

El caso es que a Leonel se le acabaron sus ahorros, la eliminación de la Copa Águila se tomó como un descanso para poder afrontar las otras dos competiciones, pero, al contrario, nunca se vio como un favorito en la Sudamericana por sus pobres actuaciones de local y ahora hay que sumar al menos cuatro puntos de nueve posibles para no fracasar en Liga y luchar por retener el título.

La falencia que más se evidencia en su forma de dirigir es su inefectividad a la hora de realizar cambios, que a veces no parecieran tener explicación lógica. A eso hay que sumarle que sus cambios no funcionan siempre como los espera y eso le ha costado más que tres puntos al Medellín.

A luchar por la Liga

El Independiente Medellín ya no tiene más opciones que aspirar al doblete en la Liga Águila, en la cual aún tiene como rivales a Once Caldas, Chicó y Millonarios para asegurarse entre los ocho clasificados, recordando que en este momento es séptimo.

Seguramente la eliminación en la Sudamericana acarreará algunas salidas en el club de jugadores que no mostraron su mayor potencial en el rentado y complicaron la situación del club. 

Por ahora solo queda esperar a que termine la Liga para el DIM, preferiblemente en la final, pero ya no hay margen para más errores y, menos aún, otro fracaso.

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