Cual sediento que buscaba refrescar su garganta con un sorbo de agua fresca, cual naufrago que necesitaba con urgencia un salvavidas para aferrarse a la vida, cual equipo que anhelaba la victoria después de tantos tropiezos, ese era el Millonarios que llegó la noche del pasado sábado al Campín a devorarse sin contemplaciones al débil y agónico Fortaleza que parece más cerca de la B que de la misma A.

Dos meses y un día sin conseguir una victoria baja la moral hasta del hincha más optimista o furibundo, lo de Millonarios era algo casi maldito que había agotado las ilusiones de una hinchada que de ser necesario lo acompañaría hasta la luna para verlo, tal y como lo dijo el comentarista argentino Juan Manuel el bambino Pons.

En dos meses Millonarios había sumado sólo cinco puntosTodo comenzó un 26 de julio cuando Millonarios ganó en Techo con gol de Fabián Vargas, después de eso el equipo jugó un total de catorce partidos sin conocer lo que es el néctar de la victoria. Los números se resumen en nueve derrotas y cinco empates, para un total cinco puntos obtenidos de 42 en disputa.

Millonarios vivió una crisis similar en el año de 1996 en donde perdió un total de 15 partidos, lo cual casi lo condenó al descenso. Una derrota ante Fortaleza hubiera puesto a esta racha, como la peor en la historia desde la fundación del club.

Cuando hay una fuerte sequía, esta marchita la vida y hace las condiciones de vida más difíciles, en el fútbol sucede algo parecido, ya que marchita ilusiones y posibilidades, además de hacer más hostiles los días mientras esté vigente.

Eliminaciones y derrotas dolorosas llegaron, iniciando con la prematura eliminación en la primera fase de la Copa Sudamericana y también la sufrida por Copa Postobón. También el equipo albiazul vio como caía sin remedio ante sus más acérrimos rivales Nacional y Santa Fe. Con el primero el embajador fue duramente castigado con un cinco a cero que es doloroso hasta para el hincha más fuerte, luego llegó el doble clásico ante Santa Fe, el primero se perdió por la mínima, lo cual significó la salida de Juan Manuel Lillo.

Para el segundo clásico llegó Ricardo Lunari a apagar el incendio, pero Santa Fe avivó más ese fuego llamado crisis y recibió con goleada al DT argentino por marcador de cuatro a uno.

62 largos días pasaron de una sequía que parecía no tener fin, hasta que el día 27 de septiembre, el sediento llegó a encontrar el oasis de la victoria, todo esto guiado por un jugador que realizó un partido sublime y por el cual será recordado por mucho tiempo.

Fernando Uribe marcó un póker de goles, abrió la lata finalizando el primer tiempo y en la segunda parte con dos goles en dos minutos le dio vida al ya moribundo Millonarios, para cerrar el reencuentro con la victoria Uribe le puso la cereza al pastel con su cuarto gol de la noche, logrando así por primera vez en su carrera esa cifra de goles. 

Se acabó la sequía, se terminó el maleficio, la victoria llega para revitalizar una nómina totalmente desmoralizada y que tiene un reto muy difícil, el cual es rescatar el semestre con una clasificación al grupo de los ocho, tarea titánica ya que no hay margen de error, es ganar si o si lo que le resta y no recaer en la derrota.