Segunda salida como visitante para los embajadores con el objetivo de recuperar la buena imagen de las primeras fechas y que se perdió el miércoles en Ibagué.

Ricardo Lunari cambió el módulo que venía utilizando en la temporada usando una línea de tres en el fondo con el regreso de Cadavid en la defensa y el debut de Rendón por Liga y sacando del once inicial a Ochoa.

Primer tiempo: ¿Y la defensa?

Millonarios tuvo cuatro oportunidades en la primera parte: tres de Insúa, una de ellas terminó en gol en el comienzo de partido, y otra de Uribe, eso fue lo único bueno que tuvo el equipo en 45 minutos.

La defensa, desde Rendón hasta Mosquera, que ingresó por Henríquez, fue una constante de errores garrafales e increíbles que les costaron tres goles.

Se podría decir que el mal momento de Machado por la izquierda fue contagiando a los demás pues Rendón no lograba sacar al equipo adelante por su derecha, Cadavid y Torres tuvieron que pagar los platos rotos de los demás y posteriormente perdían las espaldas.

Los balones filtrados y los tiros por los costados fueron las dos armas ofensivas del Cali y que fueron suficientes para dejar por el suelo a los bogotanos en cada jugada que preparaban y la cuales terminaron en ir ganando por 3-1 antes del descanso.

Al final del primer tiempo el resultado fue corto pues en los últimos minutos los caleños tuvieron para anotar el cuarto y quinto si no fuera por la mala definición de Santos Borré y Yerson Candelo.

Segundo tiempo: Contundencia - Buenas Intenciones

Si Ricardo Lunari dio indicaciones en el camerino para buscar el empate, Santos Borré las acabó a los 47’ en una jugada que inició con un error de Rendón y terminó por el costado derecho con el remate del delantero que venció a Vikonis.

El local parecía el equipo necesitado por el gol pues a cada momento buscaban ampliar el marcador ante una defensa inexistente.

Aunque los visitantes tuvieron llegadas importantes que hicieron esforzar a Hernández, todas iniciadas por Insúa quien fue sustituido antes de los 70 minutos, nada le funcionaba a un Millonarios quebrado de muchas formas.

Nicolás Vikonis fue la víctima más inocente de toda esta humillación. El portero tuvo atajadas claves pero sus compañeros le hicieron pagara cada acción del rival que terminaba en gol o las que se desperdiciaron.

Santos Borré hizo su festín con tripleta, Candelo y Preciado hicieron de las suyas y salieron ganando, y Hernández le colocó la cereza al pastel azucarero.

Los bogotanos vivieron otro día de horror y con las protestas de los aficionados a los mismos de siempre, los dirigentes, pero con la excepción de que ahora también señalan al entrenador pues no es la primera vez que ocurre esto junto con las dudas sobre el nivel del club fuera de El Campín

Millonarios regresó a ser lo que fue el semestre pasado: un equipo goleado.