Este jugador "del Popular para la popular", como diría Jorge Eliécer Torres en sus narraciones en Antena 2, se ha convertido en un ejemplo de vida de un futbolista en el que se ha levantado de muchas dificultades y que su perseverancia lo han mantenido en la cima que merecidamente ha luchado.

A pesar de no ser un goleador tan productivo numéricamente hablando, como sí lo fueron Víctor Aristizábal, Iván René Valenciano, Sergio Galván Rey, etc., sus pocos goles han sido tan importantes y definitivos que lo han catapultado en la élite del fútbol colombiano sin necesidad de ganarse un botín de oro en la Liga de Primera División.

Luego de pasar por inadvertido en Dépor FC y en el Deportivo Pereira, su gran salto llegó desde el Deportivo Rionegro, hoy Leones FC. Allí tuvo la primera rotura de ligamentos en su rodilla derecha, pero luego de una larga y paciente recuperación, logró conseguir dos veces el título de máximo goleador en la Primera B de manera consecutiva en el Finalización 2011 y Apertura 2012.

Eso le bastó llegar a Atlético Nacional. Aunque con un poco de escepticismo en la hinchada verde porque a pesar de su gran papel en la B, seguía siendo un jugador prácticamente desconocido en el medio nacional. Sin embargo, aportó 3 goles en la Superliga 2012 que ganó Nacional ante el Junior y desde el primer momento Duque empezó a ser elogiado por la fanaticada verdolaga.

Aunque esa dicha duró poco, ya que después de haber marcado doblete al Tolima en aquel 25 de agosto, otra vez su rodilla le falló rompiéndose nuevamente esos benditos ligamentos cruzados derechos. Nacional estuvo a segundos de llegar a la final de ese torneo y se lamentó mucho la ausencia de Jefferson en aquel año.

Ocho meses tuvo que esperar para que por fin reapareciera el devorador en un partido de Copa Postobón ante Rionegro, en un 9 de abril de 2013. Esa noche fue un regreso triunfal donde el verde ganó 3-1 con hattrick de su recuperado goleador.

Posteriormente Nacional fue bicampeón en ese año con goles definitivos de Duque ante Santa Fe en el Campín y ante Deportivo Cali en el Atanasio Girardot.

El siguiente año también fue magnífico para él, aunque sin la titularidad costante del semestre anterior porque nuevamente los fantasmas de las lesiones lo aquejaban, especialmente en la parte muscular sumado a la apretada agenda del verde. Aún así le alcanzó para jugar las dos finales del tricampeonato ante Junior y el inolvidable gol a Atlético Mineiro en Brasil que clasificó a Nacional a unos cuartos de final de Copa Libertadores después de 19 años.

Pero otra vez el maldito ligamento quiso parar nuevamente a Jefferson y precisamente en un clásico paisa por la primera fecha del Finalización 2014, un golpe le inflamó la rodilla y nuevamente necesitó del quirófano para ser reconstruido.

Esta última lesión fue la más traumática para él porque no solamente venía de ser tricampeón de Liga, sino que Nacional alcanzó la final de la Sudamericana ante River y su ausencia en esa esperada instancia internacional fue un desaliento para Jefferson que tuvo que mirar resignadamente el partido desde la televisión de su casa.

Aún así, Duque siempre asumió el trabajo duro que implicó su recuperación en sus dos primeras lesiones graves y que en esta última tampoco fue la excepción, porque tarde o temprano la vida tenía que recompensarle igual como cuando consiguió sus botines de oro con el Rionegro y luego con los multicampeonatos con Nacional.

Nacional que había caído 1-0 en ese clásico que perdió a Duque por última vez, nuevamente el mismo 'derbi paisa' lo vio regresar a las canchas tras 239 días de esfuerzos por volver a jugar. Y como no, nuevamente regresando con un gol para sentenciar el 3-1 ante el rival patio y esperando que esta nueva recuperación sea nuevamente premiada con un título nacional y tal vez alguno internacional.