La idea de Francisco Maturana, quien como jugador dejó todo por los colores verdolagas, fue el alumno aventajado de Osvaldo Juán Zubeldía, un argentino que revolucionó el fútbol colombiano, y más al Atlético Nacional. Ese 'kinder' que forjó en la década de los 80', tenía un estilo de juego y una forma de competir a la altura de los equipos sudamericanos. 

Nacional finalizó segundo el campeonato de 1988, por detrás de Millonarios, quien con sus figuras internacionales dominaba a placer, junto con el América de Cali, el rentado nacional. Desde Medellín se comenzaba a conocer un equipo que, apostándole solo a jugadores nacidos en Colombia, le iba a pelear frente a frente a ese par de equipos. 

Atlético Nacional integró el grupo 3 con Millonarios, Emelec y Deportivo Quito, finalizando segundo con siete puntos, producto de dos partidos ganados, tres empatados y solo una derrota. 

En los octavos de final se vería las caras con el Racing Club de Argentina. La ida fue en el Atanasio Girardot con victoria por 2-0. La vuelta en Avellaneda, siendo derrotados 2-1 por la Academia, pero aún así avanzando a los cuartos de final, donde los Verdolagas se verían de nuevo las caras con Millonarios. La ida en tierras antioqueñas fue victoria por 1-0. En la vuelta, en el estadio El Campín, un empate a un tanto postulaba a "los puros criollos" como representantes del fútbol nuestro en el torneo de clubes más importante de Suramérica.

En esta instancia, Danubio de Montevideo esperaba a los antioqueños en una serie durísima, cuyo juego de ida en tierras uruguayas finalizó con un empate sin goles. En la vuelta en Medellín y de la mano de un Albeiro Usuriaga inspirado, Nacional lo vapuleó 6-0 y llegó por primera vez en su historia a la final. El rival era Olimpia de Paraguay, el equipo más importante de aquel país y quien ya había alzado la copa por los años 70. 

La ida fue en el Defensores del Chaco, Nacional con un partido escaso en ideas y juego cayó por 2-0 y llegaría a definirlo en Bogotá, ya que el Atanasio Girardot no tenía la capacidad reglamentaria para recibir tal evento. Fue así que El Campín resultó escogido para lograr la hazaña continental. Colombia entera, que pasaba por un momento delicado de orden público, veía esta final como un aliciente de alegría, y todos estaban volcados a lo que sucedería con Maturana y sus hombres. Un gol en contra de Miño y uno de Usuriaga, pusieron de cara a la serie de los tiros penales. 

Era el momento en el que René Higuita dejara su magia en el arco, el 'loco' tapando, y los demás errando, parecía que no iba a terminar el sufrimiento, la ruleta rusa de los penales. Hasta que llegó Leonel Álvarez, un antioqueño oriundo de Remedios, el encargado de poner el 5-4 definitivo y traer a Colombia por primera vez la Copa Libertadores. Cuando Nacional como su nombre lo indica, fue un compendio de regiones, que batallaron por la conquista de América. 

¡Salud y feliz aniversario!