Ni en el mejor guión de una película hollywoodense cabe tanta emoción como la vivida el pasado jueves en el estadio Atanasio Girardot. Los más de 45.000 espectadores que se dieron cita en el "coloso de la 74" podrán transmitir y conservar para siempre esas sensaciones vividas, que transcurrieron en 96 minutos, pese al sufrimiento del encuentro, el final fue el deseado, la quinta clasificación de Atlético Nacional a semifinales de la Copa Libertadores. 

El evento de clubes más importante del continente tuvo en 1972 el debut del 'Rey de Copas' colombiano,  en las primeras participaciones no tuvo un papel estelar en el concierto suramericano, pero en 1989 y como una verdadera revolución de "puros criollos" lograron la primera Copa para el fútbol colombiano. Remontando y superando al duro Olimpia de Paraguay.  

Los años siguientes tuvieron a un Nacional animador de la Copa, mostrando jerarquía y llegando en un par de ocasiones a semifinales. Tras su ausencia en 1994, en 1995 y con el rótulo de campeón colombiano, el 'verde paisa' clasificó como segundo del grupo 3 detrás de Millonarios de Bogotá y por delante de Universidad Católica de Chile.

En octavos de final se deshizo sin problemas del Peñarol uruguayo, en cuartos dejó afuera a Millonarios como en 1989, en semifinales su rival sería River Plate de Argentina, un grande del continente que tenía en sus filas jugadores como  Germán Burgos, Ariel Ortega, Marcelo Gallardo, además de ser dirigido por Ramón Díaz, toda una institución en el equipo de Núñez.

En la ida disputada en Medellín, los dirigidos por Juan José Peláez  ganaron 1-0 con el recordado gol de René Higuita. La vuelta garantizaba una batalla más cruel entre cafeteros y rioplatenses, el encuentro disputado en el Estadio Monumental, tuvo revancha de 1-0 en favor de los 'millonarios', dejando todo en manos de la lotería de los penales. Con un Higuita inspirado, Nacional ganó 8-7 y se instaló en la final, donde cayó ante el Gremio de Paulo Nunes, Mario Jardel y dirigido por Luis Felipe Scolari. 

Desde aquel entonces y durante dos décadas, la obsesión continental ha crecido como las generaciones de hinchas sedientos de un gran sorbo de Copa, lo que nos traslada a este inolvidable jueves 19 de mayo de 2016. En frente estaba Rosario Central, tras una dura derrota una semana antes en tierras santafesinas un gol por cero, el sinsabor del no lograr un buen resultado comparado con el buen juego expuesto en el Gigante de Arroyito, hiciera pensar que el fútbol es injusto.

Sin embargo, la forma de encarar los partidos como locales, invictos en lo que va corrido del certamen, mostraría que el juego de vuelta fuera esperanzador, como el color verde de su camiseta, de las montañas antioqueñas, de la fe innata de sus hinchas por seguir con su "sueño continental" a flor de piel.

Pese al gol de Marco Ruben en la infancia del encuentro, Macnelly Torres igualó antes de fallecer la primera mitad, luego Alejandro el "lobo" Guerra mostró sus garras goleadoras con el segundo tanto para los locales, tiempo después llegó el tercero y definitivo gol de la clasificación con el último aliento del juego, un centro que llegó al corazón del área, bajado por el mariscal Alexis Henríquez para que Orlando Berrío se vista de héroe, fundiendo el balón con la red de la portería sur. El sueño continúa y pese a que tendrá que esperar hasta julio para seguir escalando peldaños, lo que queda es poco comparado con las ilusiones que varias generaciones tienen latentes desde décadas pasadas.

Este Nacional que se acostumbró a ganar todo en Colombia, estimulando a su fervorosa fanaticada por seguir edificando gloria. Serán dos meses largos, de muchos pensamientos que serán realidad cuando el balón ruede en el gramado del mítico estadio Morumbí.