Exactamente han pasado 49 días, 1176 horas y una innumerable cantidad de sensaciones en cada corazón del hincha desde el último partido que Atlético Nacional jugó por Copa Libertadores, sí, aquella emocionante clasificación que selló el paso del 'verde' a semifinales de ésta competición.

Lo normal es que todos hayamos crecido mientras nuestros padres en cada participación del equipo 'verdolaga' en torneos continentales anhelaban que se repitiera la epopeya escrita con el sudor de "Los puros criollos" en 1989. La frustración también se hizo presente en varias ocasiones para dar un portazo y obligar al club e hinchada a levantarse. Y sí, el destino a favor nos fue esquivo varias veces en los años venideros a esa consagración. Equipos repletos de talento, ídolos y hombres que aún representan a Nacional pasaron sin equiparar y llenar la avidez de gloria continental en la hinchada más exigente de Colombia. Pero este año hay algo especial, quizá no se logre el objetivo, pero estoy convencido que de este Atlético Nacional se hablará durante muchos años.

Nacional vuelve a una semifinal de Copa Libertadores tras 21 años.

Los 'verdes' quieren saciar su sed de gloria.

¿Por qué? La respuesta es clara, se vio en cada partido que Nacional disputó en esta Copa Libertadores. Porque esta generación de jugadores merece recoger el premio, el fruto de años dominando y escribiendo historia viva del club en el rentado local, más allá de que la gloria fuese esquiva en la Copa Suramericana de 2014.

Porque la historia nos debe una página así de brillante, justo con jugadores que  han dejado la vida y una hinchada que, como siempre lo ha hecho, acompañó sin cesar en cada partido de local o visitante.

Porque Atlético Nacional deslumbró y se ganó adeptos dentro y fuera del continente gracias al futbol que desarrolló. Porque este Nacional es un acontecimiento, un sueño, es la refrendación de cantera y la consolidación de la misma. Y, sobre todas las cosas, porque el esfuerzo de todo el entorno del club ha sido fenomenal, con más aciertos que errores, pero desde hace mucho con la premisa de sumar una hermana en las vitrinas a la Copa Libertadores que desde 1989 se posa sobre nuestro escudo cada vez que el equipo sale a jugar.

Orlando Berrío autor del gol que depositó a Nacional en semifinales. | Foto: Colprensa
Orlando Berrío autor del gol que depositó a Nacional en semifinales. | Foto: Colprensa

Bien lo decía el prócer e ídolo de Nacional, Osvaldo Juan Zubeldia: "el camino hacia la gloria no está repleto de rosas", y Nacional no ha sido ajeno a esto. Es imposible no sumar a las razones para ganar el hecho de remontar dos veces las series que jugó ante equipos argentinos (Huracán y Rosario Central), las tardes de emoción y sentimiento culminadas con un grito que unió el 12 de Mayo a todo el Atanasio Girardot, ese "Gooooooooooool BERRIO!", que nos saco lagrimas, nos arrebato un abrazo eterno y nos dejó de cara a esta cita con la grandeza del escudo. Ese grito que aún retumba en el estadio cuando en las noches está vacío, en nuestras mentes cuando al intentar dormir pensamos en cuanto falta para el partido ante Sao Pablo y que nunca jamás nos olvidaremos, muchísimo menos, si ésta en su epílogo termina con una frase propia de nuestro club: "¡Campeón!".

Más de 45.000 espectadores en el Atanasio Girardot teñirán de verde y blanco el firmamento antioqueño. | Foto: Colprensa
Más de 45.000 espectadores en el Atanasio Girardot teñirán de verde y blanco el firmamento antioqueño. | Foto: Colprensa

Nadie podrá fingir la ansiedad que se siente hoy, nadie podrá ocultar la emoción que se palpa en cada corazón verde. Y no, no lo hagamos, vivamos cada minuto como el resto natural que equivale a la cercanía con la grandeza. Cada quien tendrá su procesión el día miércoles antes de las 7:45, hay quien prefiere dormir bien, hay quien dice que trasnochar ayuda en el correr de los minutos, unos tienen cábalas, otros olvidan los misterios y solo hablan del partido, la táctica a usar y lo que puede pasar... Yo, sólo me sentare a cinco minutos del inicio frente al TV, seguro no habré dormido el día antes y toda la tarde habré engullido cafeína en mi torrente sanguíneo para vencer al sueño en caso de una celebración, pero dentro de todo el culto estará latente la ilusión y pensamiento de cariño por los once valientes que se aventurarán a silenciar el mítico Morumbí. Ah, y como no, con el pitazo inicial saldrá de mis cuerdas vocales el grito que nos empujo siempre en el Atanasio y seguro todos emularan: "VAMOS TODOS JUNTOS, LA HINCHADA Y LOS JUGADORES!".