Todos conocemos aquel axioma: "el delantero vive del gol", aquella frase tan antigua como el mismo deporte. La importancia de tener un delantero con racha goleadora le viene bien a cualquier equipo, no importa si se llama Cortuluá o Atlético Nacional, si estás en el terreno de juego debes demostrar de que estás hecho, mucho más si se trata del debut. 

En el sur del continente, el "sueño del pibe" es lo que todos los jugadores quieren alcanzar pero pocos lo logran, incluso, hasta el más despiadado delantero, pensó alguna vez en dejar una grata impresión haciendo sus primeras armas en una cancha inhóspita. 

El caso de Miguel Borja es algo más que especial, el cordobés surgido del Deportivo Cali, no ha tenido en su carrera deportiva la continuidad que quizás le brindara esa confianza para explotar todo su talento. Pasó por clubes como Santa fe, Olimpo de Bahía Blanca con más dudas que certezas.

Al llegar a Cortuluá a comienzos de este año, nadie apostaba un peso por el. Pero el tiempo y la constancia da la razón, sumado a la confianza que le brindó Jaime de la Pava para que jugaran para el, que Mayer  Candelo o Jown Cardona lo abastecieran y que solo se dedicara a pensar en plasmar el balón junto a la red. 

¡Y qué grata sorpresa! Borja no solo fue el goleador de su equipo sino que marcó un récord en los torneos cortos en Colombia. Anotó 19 goles llevando a su equipo a las semifinales del mismo y donde les faltó un poco de suerte y puntería para disputar el título. 

Con el fragor de su capacidad para definir, muchos clubes se acercaron para que Borja, aquel delantero que descartaron de Santa fe, fuera la solución de gol para otro más. Entre varios de los pretendientes a sus servicios, Atlético Nacional fue el de la propuesta más atractiva. Sin dudar, Borja pasó al equipo 'verdolaga' donde además de ofrecerle un mejor contrato, tenía el plus de ser semifinalista de América. 

Borja arrancó entrenamientos, demostró en estas sesiones porqué lo trajeron, Reinaldo Rueda estaba más que tranquilo porque había conseguido su anhelado '9'. Los días pasaban, los amistosos también, mínimo Borja se despachaba con un tanto y como pan caliente se vendieron los rumores que más tarde adquieren validez, "es calidoso, está convirtiendo goles, tiene ritmo", entre otras palabras para destacar un jugador. 

Finalmente, llegó el anhelado 6 de julio, Borja con el número 23 saltó a la cancha, fue ordenado en defensa y ataque, quería demostrar que los buenos entrenamientos y su pasado más reciente no era casualidad. Pasaron los minutos, el primer tiempo con un frío empate sin goles, abarrotaron los murmullos de las 70.000 almas del mítico Morumbí. Avanzó la segunda mitad y con ello los espacios para que se luciera el '23', con paciencia y oportunidad, aprovechó dos pelotas de gol que tradujo en emociones para los miles de hinchas 'verdolagas', avivó el sueño continental y evocó grandes atacantes en los 69 años de historia nacionalista. 

Miguel Borja anoche no sólo hizo dos goles, comenzó a escribir su historia en Nacional con tinta dorada, el preludio para un hambriento de redes, terror de arqueros y gestor de felicidad. "el sueño del pibe" se ha cumplido.