El segundo encuentro de Perú en el Sudamericano significó una mejora, que más allá del resultado a favor, ilusiona a los peruanos en creer en una clasificación. Y es que ayer se vio a un equipo más ordenado que en el debut ante Uruguay, un equipo más balanceado, eso sí, con el libreto de su técnico bien aplicado, un libreto que aún no termina por ser el más ideal, balones largos para salir al ataque y poco tránsito en medio campo, pero más balanceado, con la intención al menos de controlar el balón y administrar un poco más los tiempos.

El primer tiempo fue una clara muestra de ello, Perú dominaba las acciones, pero la poca paciencia, el no saber qué hacer con el balón en su poder más que atacar desesperadamente le permitió a Venezuela tener varas opciones de gol al contragolpe, los minutos sin embargo fueron dándole a Perú la calma que necesitaba, a tratar de asociarse más, buscar las paredes, regresar pues a lo que es el sentir del futbolista peruano, tener la pelota, aunque la modernidad actual exija, según algunos, llegar al arco rival en dos pases.

En este sentido fue importante la inclusión desde el vamos de Cristian Benavente, un jugador que tiene sin duda otro roce, pero sobre todo otro tiempo, más pausado, más tranquilo, en ese aspecto Perú ganó mucho, ganó a un jugador que se asoció muy bien con Yordi Reyna, que les transmitió esa misma calma a Flores y que junto a Guarderas trataron siempre de salir jugando.

Es comprensible la preferencia de Ahmed por un juego vertical y veloz, el ataque peruano cuenta con jugadores que le permiten desplegar este juego, pero ayer Perú demostró que tomándose unos segundos más para decidir es más peligroso. Ecuador será el siguiente rival, con necesidad y obligatoriedad de ganar, es allí cuando Perú debe relegar la modernidad de buscar el arco rival casi a ciegas y tener el control de balón, que tan bien lo puede hacer.