Es cierto que la juventud de los jugadores hace que no tengan la madurez necesaria para saber qué es lo que requiere un partido, en un momento en particular, pero más allá de esto el equipo peruano sigue mostrando desconcentraciones que a estas alturas del torneo, no se puede permitir.

Uruguay fue más en el comienzo, su velocidad y la presión le crearon varios problemas al cuadro nacional, sin embargo los celestes fueron cediendo terreno en parte por la confianza y en parte porque no pudieron mantener la presión inicial. El dominio de Perú fue recompensado con el empate, pero luego se diluyó, no hubo más asociación de juego, algo que hemos reclamado en varias ocasiones, fue imposible superar la defensa rival.

El técnico también juega

Un par de cambios no pueden condenar el trabajo de un DT, pero como parte de su trabajo, los cambios deben ser evaluados en relación a la influencia que estos tuvieron en el partido, en ese sentido nadie entendió la salida de Hinostroza, no porque sea el mejor de Perú, pero sí porque estaba jugando realmente bien, acomodándose por la derecha, pero sobre todo, controlando el partido con sus pases y sus ganas de jugar con sus demás compañeros. El chico García entró mal, pero tampoco se puede culpar a un joven de 19 años de la derrota, cuando un compañero pierde un balón, todos son responsables de su recuperación, sin duda los riesgos que tomó Perú para ganarlo, no tuvieron equilibrio en la defensa.

Ahmed tendrá que replantearse algunas cosas para el encuentro del miércoles ante Paraguay, una de ellas, lo aplicado de Torrejón en la defensa, pero su total inoperancia al ataque, no contribuye en ese sentido, sus proyecciones se diluyen al avanzar los metros.

Con todo y esto, el hexagonal aún nos depara cuatro partidos más, la clasificación está allí, es cuestión de tranquilidad, esa que debe transmitir el banco a sus jugadores durante el partido.