Chile era en el papel el rival más complicado del hexagonal, ya que su presión constante y entereza física complicarían el juego peruano. Y así fue, aunque Perú dominó los primeros minutos, incluso llegando al gol vía tiro de esquina, Chile se fue encima del cuadro nacional, en parte por su juego vertical y veloz; y en parte porque Perú le regaló el control del balón,  así llegó el empate “Mapocho”, la igualdad no se rompería nunca más y dejaría a Perú fuera de un nuevo Mundial.

La esperanza del futuro

Pero claro el sabor de la derrota si bien es agrio, es distinto, este equipo peruano mostró buen fútbol por momentos, solidaridad y chicos talentosos que de seguro formarán parte de selecciones mayores.

Edison Flores, quien ya juega en el Villarreal B es sin duda el distinto del equipo, tiene una zurda prodigiosa y sabe mantener el balón en su control, le falta gol y pase gol, pero incluso su estado físico es plausible.

Christian Benavente, milita en el Real Madrid B y tiene doble nacionalidad. Jugador ambidiestro, hábil y con visión de campo, se nota su madurez en un futbol de alto nivel, el profesor Markarian debería convocarlo pronto a la mayor.

Yordi Reyna, potrillo de Alianza Lima y un jugador que tiene lo más importante en el fútbol, gol. Muy rápido, fuerte y con diagonales importantes, terminó con 5 goles en el torneo, segundo goleador del mismo.

Edwin Gómez , lateral izquierdo, en un fútbol que sufre con este puesto, Perú ya lo encontró y está en buen nivel, fuerte para defender, veloz y criterioso para salir jugando. Va bien al ataque, se asocia, pero debe terminar mejor las jugadas, con un buen centro o remate al arco.

Estos jugadores y quizá alguno más serán la esperanza peruana de cara a las eliminatorias para el 2018, es menester de los clubes potenciar su juego y de la FPF asegurar su progreso y llamados a amistosos que se jueguen, al menos para que vayan sintiendo el ambiente de una selección nacional de mayores.

El fracaso de siempre

Un nuevo mundial al que Perú no irá, otra frustración más para el deporte nacional y los aficionados que se esperanzan una y otra vez con la promesa de estar en la contienda más importante del fútbol mundial.

El por qué no se consiguió el objetivo es sencillo, nuevamente no hubo planificación, Ahmed tuvo poco tiempo de trabajo y eso se notó durante el torneo, jugó con formaciones distintas, no manejó bien los cambios, no transmitió seguridad desde el banco.

En lo futbolístico, Perú siempre hizo el gasto, intentaba buscar el gol, pero cuando lo conseguía difícilmente podía mantener su ventaja, inexperiencia tal vez, pero la verdad faltó serenidad. Se jugaba al ras del piso, cuando se podía, pero el arma favorita de Perú de cara al gol fue el pelotazo, el pase larguísimo a Reyna, así es difícil, te desgastas más y rifas el balón.

La defensa no jugó un mal torneo, pero nuevamente, no se supo manejar el resultado, si otorgábamos posesión al rival este hacía estragos, si la teníamos (sin generar) el balón, los contragolpes los mataban. El juego aéreo es otra falencia que Ahmed no supo reparar.

Jugamos 12 partidos en todo el torneo, 36 puntos posibles y al final de la competencia Perú obtuvo 7 puntos en la fase de grupos y 5 en el hexagonal final para un total de 12 puntos, es decir la tercera parte de los puntos en disputa.