Fue una fiesta al estilo ecuatoriano. Durante la noche del viernes, la Universidad San Martín se estrenó de visita en Ecuador con derrota ante el Barcelona de Guayaquil por 4-3. Una derrota que significó la presentación oficial del elenco local conocida como la Noche Amarilla.

Este encuentro contó con la presencia especial del astro brasileño, Ronaldinho Gaúcho. Quien vistió los colores del Barcelona ecuatoriano por vez única.

La San Martín de Chemo del Solar buscó maneras de cómo aguarle la fiesta al elenco norteño. Por momentos, se mostró que el elenco 'albo' fue superior en la cancha. Sin embargo, fueron los locales quienes arrancaron con el pie derecho con el gol de Damián Díaz. El portero 'santo', Steven Rivadeneyra, cometió un blooper imperdonable y permitió el primero para los dirigidos por Guillermo Almada.

Pero el elenco peruano no se quedaría con los brazos cruzados. A los 14 minutos, una de las apuesta de del Solar, Álvaro Ampuero, anotó tras un sorpresivo disparo de tiro libre hecho con la zurda. Nada pudo hacer el internacional Máximo Banguera ante el disparo del ex Universitario de Deportes.

A los 28, parecía que la bestia que alguna vez fue la San Martín, comenzaba a renacer. Recorriendo sus metros, el argentino Marcos Rivadero volteaba el encuentro a favor de los de Santa Anita con sombrero incluído. Sin duda, otra de las apuestas de 'Chemo'.

En el minuto 30', el Barcelona igualaba las cosas con el doblete de Díaz. El pase lo hizo nadie más que el mismísimo Ronaldinho. Quien deleitó como en sus viejos días.

Que siga la fiesta norteña

El complemento comenzó con un Barcelona embalado. Con un gol de Ismael Blanco a los 58' y otro de Cristian Penilla a los 67', el elenco de Guayaquil sentenció el encuentro. Parte de la responsabilidad en los tantos ecuatorianos recayó en el portero 'albo', Steven Rivadeneyra. Quien jugó un partido para el olvido con dos bloopers más.

Aún así, la San Martín quiso levantar cabeza lo más posible. Y con el gol de descuento por parte de Junior Ponce a los 77', pudo irse con algún buen sabor de esperanza de vuelta a Lima.