Luego del empate ante Atenas, Peñarol había perdido la punta del torneo en manos de Danubio, y hoy tenía como objetivo recuperarla. ¿Cómo? Venciendo a su rival de turno, Wanderers, que clasificó a la siguiente fase de la Copa Libertadores y venía de perder ante Fénix como local la fecha pasada.

La primera mitad del equipo “Manya” fue la mejor que se observó en todo el transcurso del Clausura. Inteligencia para jugar la pelota, presión en todas sus líneas, juego colectivo y muchas ocasiones de peligro hacia el arco de Burián. En una de ellas, Marcelo Zalayeta fue derribado muy cerca  del área grande y tras ello, el árbitro Leodan González decidió expulsar al defensor Gastón Bueno. Como consecuencia, en el tiro libre, Antonio Pacheco remató, la pelota pegó en el palo y Emilio Mac Eachen sólo tuvo que empujarla para convertir el 1-0, ante la desconcentración del fondo “Bohemio”.

A partir de ahí, parecía que Peñarol iba a liquidar el partido en los primeros 45 minutos, ya que tuvo muchas llegadas al arco (Jorge Rodriguez y Jonathan Urretaviscaya, los protagonistas), ante un rival que no pudo hacerse dueño de la pelota y que sufría los constantes ataques del local por la expulsión anterior. La mala definición hacía que el marcador no se moviese, hasta que en una gran jugada por izquierda del “Japo” derivó en su propio gol, tras combinación con Pacheco y posterior devolución hacia su cabeza. Burián no logró desviar el balón y el 2-0 parecía definitivo.

Para el segundo tiempo, el DT Alfredo Arias realizó algunas variantes, con el fin de poder equilibrar el partido y tratar de descontar (Diego Riolfo estuvo muy movedizo en ataque aunque le faltó la compañía del equipo). Además, el otro ingresado, Leandro Raymundez, fue el que descontó el resultado cuando faltaban 10 minutos para que se terminara el encuentro. Inquietud por parte de Pablo Bengoechea, que se lamentaba por no haber convertido las tantas ocasiones de gol que tuvo en la primera parte y preocupado por la escasa elaboración de juego en el complemento (varios jugadores decayeron en su nivel, entre los que se destacan todos sus defensores).

Sobre el final, el local pudo ampliar la ventaja pero Leonardo Burián, figura del partido, se lo impidió y el resultado no se movió. Victoria del “Aurinegro”, un tanto sufrida y otra feliz, porque lo deposita en lo más alto de la tabla de posiciones (20 puntos), a la espera de lo que pueda pasar mañana con Danubio y River Plate (19 y 17 unidades, respectivamente). Por ahora, Peñarol cumplió. Esperará que no lo hagan sus perseguidores.