Segunda jornada de esta maratoniana Euroliga que acaba de nacer y que enfrentaba al Madrid contra los rusos del Unics Kazan. Un equipo construído a base de petrodólares, y que se ha metido en el Grupo A arrasando en las rondas clasificatorias, por lo que está más rodado a estas alturas de competición. Con estas premisas amaneció un duelo en el que los blancos (esta vez vistiendo casaca negra) comenzaron dominando el marcador gracias al temprano triple de Rudy. A la fiesta desde el perímetro se apuntaba Nocioni, hoy titular, por lo que la distancia aumentaba. Por los rusos respodía el barbado Kaimakoglou, pero los merengues parecían comandar el ritmo del partido.

Transiciones lentas, bastante estáticas y con dura pugna en las marcas. Partido de baja anotación en el que las faltas de tiro comenzaban a cobrar protagonismo. Los puntos subían con cuentagotas, ya que ambos conjuntos estaban errando una cantidad ingente de tiros y cerrando muy bien el rebote defensivo en sus respectivas zonas. Mucha táctica y poco acierto para cerrar un gris primer cuarto con el poderoso palmeo de Mejri. Pírrico resultado de 16-19.

Ligera ventaja blanca

El segundo parcial amaneció con esa misma tónica cadenciosa hasta que empezaron a salir los recambios desde el banquillo madridista. Tanto Sergio Rodríguez como K.C.Rivers entraron para implementar el tempo del encuentro y meter canastas en jugosas contras. Por vez primera en muchos minutos se podía correr algo la pista. Debido a ello los merengues consiguieron una ventaja de +7 y el cerúleo Pedoulakis pidió un inmediato tiempo muerto. Su reprimenda no pareció motivar en exceso a los suyos, que seguían cometiendo muchas pérdidas en las transiciones.

Los blancos superaban la barrera psicológica de los diez puntos, pero lo hacían de manera gradual, motivada por el ritmo perezoso del duelo en la anotación. James White y Nikos Zisis reactivaron el flujo de puntos para el Unics, demostrando que son veteranos y llevan los galones. Ahora era Laso el obligado a convocar a sus pupilos a la banda y buscar medidas para seguir mandando. Los rusos concatenaron varias canastas fáciles bajo el aro gracias a los puntos de Sokolov y redujeron mucho las distancias. Aún así el Madrid cerró la primera parte con una ligera ventaja de 31-35.

Partido feo y rocoso

La segunda parte comenzó con un triple de Maciulis, hasta entonces desaparecido en combate. El partido no daba pie para florituras por ninguno de los dos equipos. Pedoulakis intentaba neutralizar todos las rotaciones de Laso con sus suyas propias, si bien no tan brillantes si aleccionadas para defender cual cicles. Duelo a tirones en la anotación, con alguna canasta brillante entre un desierto de balones al hierro. Kaimakoglou y Langford seguían siendo los más consistentes por los rusos, manteniendo al Kazan bailando un chotis en el electrónico. También salía a pista el ex-madridista D'Or Fischer, mas cicuta en la pintura. El Madrid estaba ciego desde la larga distancia, y el horrendo tercer cuarto terminó con un plúmbeo 56-55.

Llull evita la derrota

El encuentro seguía en un puño, y los merengues se mostraban demasiado indolentes, permitiendo segundas oportunidades ofensivas y cerrando mal el rebote. Algo que aprovechó Rasputín Sanikidze, un viejo conocido de la ACB, para aportar puntos. Mala selección de tiros del Madrid, que además seguía cometiendo el imperdonable error de llegar tarde a las marcas sobre Langford, con el consiguiente castigo en el marcador. El escolta estadounidense (fue el máximo anotador de la Euroliga en pasado año), entró en erupción y puso al Unics +5 a falta de tres minutos. Desesperado tiempo muerto de Laso y todas las alarmas activadas.

Parece que los gritos del coach vitoriano reactivaron a sus pupilos, que empataron el partido en las dos siguientes posesiones. Y allí, en los momentos de la verdad, los madridistas se supieron desenvolver con mayor calma y experiencia. A punto estuvieron de morder el polvo, pero de nuevo surgió la figura del killer Sergio Llull, que se cuadró en un tiro a seis metros muy parecido al de final de Copa del Rey y con similar resultado. El balear enchufó cuando sonaba la bocina y el Madrid se llevó la victoria 75-76 poniendo el 2-0 en el Grupo A.

Protagonistas

El mejor del partido estuvo esta vez en el lado de los perdedores. Keith Langford (23 puntos, 3/5 en triples, 3 rebotes, 6 faltas recibidas, 21 de valoración) se fue encontrando mejor según transcurrían los minutos. Su muñeca se calentó a la temperatura que arde el papel y a punto estuvo de dar la victoria a los rusos. Le siguieron Kaimakoglou (9 puntos, 11 rebotes) muy intenso en todas sus acciones y Sanikidze (6 puntos, 8 rebotes).

Por un desacertado y pastoso Madrid destacar a Sergio Llull (7 puntos, 6 asistencias, 2 robos), puesto que suya fue la canasta ganadora. El Aeroplano de Mahón no tuvo buenos porcentajes de tiro, pero tiene una casta y serenidad encomiables echándose el equipo a las espaldas. En segundo plano Rudy Fernández (10 puntos, 3 rebotes, 4 asistencias) y Gustavo Ayón (10 puntos, 5 rebotes), dos jugadores de inmensa calidad que hacen números hasta en un mal partido.

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