Todo equipo tiene un líder, un icono, alguien que tira de sus compañeros y les levanta el ánimo. Cuando él encesta, la grada se viene abajo, y a su equipo le llega una inyección de moral. Todo ocurre en cadena. Es una figura necesaria que no puede recaer en cualquiera, solo unos pocos poseen las cualidades propias de esas llamativas figuras. Y una de ellas, es Stephen Curry.

En el partido del lunes que le enfrentó contra Minnesota Timberwolves, el base acabó con 32 puntos y 15 asistencias, y fue el artífice de la remontada warrior. Cualquiera podría pensar que llegaba cansado después de jugar toda la segunda mitad contra Portland el día anterior, pero nada más lejos de la realidad.

El show de Kevin Love

El encuentro empezó con la primera posesión para los Warriors, que culminó David Lee con una canasta. No estaba mal, 100% de efectividad. Pero el salto a la pista de Minnesota fue mucho mejor. A pesar de quedarse fuera de los Playoffs y no jugarse ya nada, el equipo salió con todo lo que tenía y transformó sus tres primeros lanzamientos, todos triples de Kevin Love, que encestó 16 puntos en los primeros cinco minutos. Esas canastas, unidas a una fallida del rival y una pérdida de balón, pusieron el marcador en 2-9, lo que obligó a Mark Jackson a pedir un temprano tiempo muerto cuando solo había transcurrido un minuto y medio.

Comienzo desenfrenado de Minnesota, que quería zanjar pronto el encuentro La intención de Jackson era evidente: había que parar esa racha anotadora desde el perímetro de Minnesota. Su equipo parecía disperso, quizás cansado por el encuentro contra los Blazers la jornada anterior, y era hora de meterse en el partido, no podían permitir que la diferencia de puntos aumentase. Los 3/3 de Love habían llegado con el pívot totalmente solo, algo totalmente inaceptable. No obstante, el retorno a la cancha no aportó un panorama muy diferente. Love anotó otro triple, y Ricky Rubio conseguía un 2+1 para su equipo. Faltaban 6:00 para terminar el primer periodo, y Golden State perdía por diez, diferencia que no era mayor gracias a los 4/4 en triples de Stephen Curry. Era la única manera de contrarrestar el acierto en el tiro exterior de los Wolves.

Las jugadas de tres puntos se sucedían en ambos equipos: un 2+1 para Curry, otro para Love, de nuevo para el warrior... El tiempo pasaba y los de Oakland no encontraban la manera de acercarse en el marcador. Es más, incluso Minnesota conseguía aumentar un poco la diferencia hasta 14 cuando terminaron los primeros minutos. Al final del primer cuarto, se veía un 28-42 favorable a Minnesota, que acababa con un 59% de tiros encestados.

Reacción Warrior

En los momentos iniciales del segundo tiempo, Golden State llegó a perder por 19 -máxima diferencia del partido-. Pero quedaba mucho encuentro por delante, y el equipo no perdió la calma en ningún momento. En ese momento fue cuando comenzaron a jugar a su manera, en equipo, con Thompson, Lee y Curry como punta de lanza. Además, Minnesota encadenó una serie de tiros fallidos y pérdidas de balón que permitieron a su rival acercarse en el marcador.

A falta de 3:00 para el descanso, un triple de Curry ponía a los Warriors a dos puntos de diferencia (53-55) tras un 21-4 de parcial. La grada enloquecía, los gritos de ''defensa, defensa'' resonaban en el estadio, se sucedían con cada ataque del rival. Y a Stephen Curry se le veía pasándoselo bien en la cancha, disfrutando con el juego que llevaban a cabo él y sus compañeros.

Los Wolves no conseguían encontrar su juego Mientras, Minnesota no sabía cómo volver a obtener el control del partido: fallaban muchas canastas, perdían demasiados balones y habían pedido tres tiempos muertos durante el periodo para intentar detener la racha de los Warriors, pero no había manera. La cara de Rick Adelman era un poema, y no daba crédito al cambio que había experimentado el encuentro. Al final, ambos equipos se fueron al vestuario, separados por solo dos puntos (60-62).

Culminación de la remontada

El tercer cuarto fue, de nuevo, un intento continuo de Minnesota de volver a meterse en el partido, pero su rival no lo permitía, y la distancia entre ellos se mantenía pareja. Cuando quedaban 4:30, Golden State se ponía un punto por delante -primera vez su primera canasta en el partido-, y treinta segundos después, aumentaba la renta a tres. Llevaban un parcial de 12-1, y consiguieron acabar 97-92 -mayor diferencia del encuentro para los Warriors-.

Poco les quedaba a los Wolves para mostrar, seguían fallando y teniendo pérdidas tontas de balón que su rival culminaba con éxito al contraataque. Con esas circunstancias, el final era predecible: victoria para los Warriors y mala imagen en la segunda mitad del partido de unos Wolves a los que solo les quedaba el consuelo de dar una alegría a su afición.

El banquillo de los Warriors explotó al término del encuentro Cuando el encuentro estaba finiquitado, Lee y Curry se fueron al banquillo, y todo el equipo -incluido Iguodala, sentado en el banquillo por lesión- se abalanzaron sobre Mark Jackson para abrazarle. No era para menos, Golden State alcanzaba -después de 20 años- la cifra de 50 partidos en una sola temporada. Además, conseguían ese ansiado sexto lugar en la Conferencia Oeste, que les hará medirse en primera ronda de Playoffs contra Oklahoma o Los Ángeles Clippers -aunque esperan no cruzarse con el equipo de Kevin Durant-.