Con muchas ganas de revancha. Tras la "pesadilla" sufrida en la Omloop Het Nieuwsblad de ayer por las buenas piernas de Ian Stannard y la mala gestión de su superioridad numérica en los últimos kilómetros, Etixx llegaba a Kuurne a resarcirse de aquella amarga derrota del día de ayer. Los líderes (Boonen y Stybar) doblaban y Lefevere añadía más leña al fuego con la incursión de Cavendish en el ocho titular, para tener a un corredor de garantías en una más que probable llegada masiva en las calles de la ciudad belga de Kuurne.

Tom Boonen volvió a ser el hombre protagonista, el que rompió la carrera cuando era necesario. No una, sino dos veces lo intentó sin suerte en los escasos muros que poblaban el recorrido de este año. Las ganas de sprint se impusieron en el pelotón y solo un peligroso ataque de Gilbert intentó romper la llegada masiva. La pudo romper hasta los últimos 500 metros, pero el pelotón y los equipos de los sprinters no iban a permitir semejante burla. A Kristoff le pudieron las ganas, midió mal sus esfuerzos y Cavendish remató cuando quedaban apenas 100 metros. Es, por el momento, su mejor triunfo del año.

Ocho hombres y un Etixx con ganas de marcha

Al contrario que en el día de ayer, los primeros ataques serios de aquellos ciclistas que buscaban la fuga llegaron tarde, más allá del kilómetro 30. El férreo control de los equipos más importantes y el viento de cara fueron los dos motivos principales de esa tardanza. Por fin, ocho ciclistas lo probaron y encontraron el beneplácito del pelotón. Pese a estar unos kilómetros siempre a la vista del pelotón, éste último se desentendió de la caza y permitió la fuga. Los ocho ciclistas fueron: Mattia Pozzo (Nippo-Vini Fantini) Sjoerd van Ginneken (Team Roompot), Bryan Coquard (Europcar), Xandro Meurisse (AN Post), Fredrik Backaert y Dimitri Peyskens (Team 3M), Thomas Vauborzeix (Veranclassic).

Tras el batacazo de ayer, Etixx lideró la persecución una vez que la fuga ya se consolidó. Tras la "burla" de Stannard en el día de ayer, los belgas no quisieron volver a perder otra clásica. Iljo Keisse se esforzó y se quemó en cabeza del pelotón para no permitir otra derrota de su equipo, dejándoles el protagonismo a los escapados en las primeras cotas. A Keisse se les unió la ayuda de FDJ y Sky, pensando en un hipotético triunfo de Démare y Cavendish respectivamente. Pero el primer golpe de Etixx a la carrera estaba por llegar.

Boonen selecciona donde y cuando quiere

Boonen no especuló y atacó dos veces para limpiar la prueba.Tom Boonen no es un ciclista al que le guste especular. Y tal y como había hecho en el Taaienberg, durante el día de ayer, rompió la carrera cuando quiso. Tras él se fueron unos 30 ciclistas más, dejando a los restantes en un pelotón desorganizado, que permitió, junto a la organización del delantero, que se abriese un importante hueco. Pero para Boonen, 30 ciclistas son muchos para un sprint de una clásica de primavera. No contento con la situación de su primer ataque, volvió a mover el árbol, pero su intento se quedó en nada cuando Sky puso a sus hombres a trabajar.

Oude Kwaremont esperaba y las ganas de Etixx de romper definitivamente la carrera crecían a cada metro de la famosa cota. Boonen, para variar, Vanmarcke, Stybar y varios ciclistas más desafiaron a los Sky y buscaron la epopeya a más de 60 kms del final. Con ellos se juntaron Kristoff, Stannard, Cavendish y hasta 15 hombres más, para conformar un imponente grupo de 25 corredores que desafió al pelotón, donde trabajaban los equipos que habían tenido a sus líderes más colocados en los momentos importantes.

Qhubeka había estado despistado y empezó a trabajar en su deseo de acercar a Boasson Hagen y a Farrar lo máximo posible al grupo delante, cada vez menos organizado y con más ciclistas escaqueados de sus relevos. Gracias a eso y a la ayuda de Wanty y BMC, los dos grupos llegaron a fusionarse cuando solo quedaban 30 kilómetros y dos vueltas al circuito final de las afueras de Kuurne. Sin muros, sin dificultades y con los sprinters junto a sus gregarios, la llegada masiva era la opción más factible. Y fue Katusha quien empezó a situar a Kristoff y a sus corredores delante, apostando fuerte por su eestrella noruega.

Philippe Gilbert, en busca de sorprender

Los últimos kilómetros fueron un monólogo de equipo ruso, que no dejaron a ningún otro equipo acercase a la cabeza. Hasta que Philippe Gilbert (BMC) dijo basta. Una aceleración suya relevó de la cabeza a los rusos y colocó a los británicos de Sky. Éstos últimos no pudieron responder y los diez segundos del excampeón del mundo se volvieron una ventaja peligrosa cuando los ciclistas entraron en los últimos dos kilómetros. Lotto-Soudal se encargó de cazar cuando apenas le faltaba medio kilómetro al belga para dar la sorpresa mayúscula y decidir la prueba antes del sprint.

Error de cálculo y victoria británica

Lotto encabezaba la prueba y lanzó el sprint. Por detrás estaban Kristoff y Zdenek Stybar, que llevaba a Cavendish a su rueda. El noruego se quedó sin su lanzador y lanzó la llegada masiva relativamente lejos, cuando quedaban poco más de 200 metros para el final. Dejó que el noruego le "hiciese" unos metros y a falta de 150 se lanzó con todo a por la victoria. Poco pudo hacer Kristoff, a quien le sobraron 50 metros de prueba. Cavendish maquilló con su victoria el fin de semana de Etixx, pero estuvo muy lejos de arreglarlo, pese a que el equipo lo intentó en su especialidad: los muros.

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