'Las vidas de Grace': un emotivo retrato sobre la búsqueda de uno mismo
Fotograma del film (Foto: (sin efecto) elantepenultimomohicano)

Short Term 12 es el título original de este largometraje que llega a España en los últimos días de este caluroso julio. Y, precisamente, viene a refrescarnos con una buena dosis de cine realista con grandes escenas emotivas y conmovedoras. Pero no, no es un dramón previsible y cursi.

Grace (Brie Larson) trabaja como supervisora en un centro de acogida para adolescentes con problemas de adaptación, Short Term 12. Su vida entera es entregarse a su trabajo y a los chicos del centro. La vida de Grace gira derrepente cuando ingresa allí Jayden, una chica inteligente, introvertida y rebelde y en la que Grace reconoce parte de su vida pasada que siempre había querido mantener oculta y que ahora sale inevitablemente a flote, marcando su vida y la relación con su pareja (John Gallagher Jr.).

Las vidas de Grace sorprende desde su escena inicial. Con una estructura poco habitual en el cine social, el director Destin Daniel Cretton consigue cerrar en un círculo perfecto una historia sencilla en apariencia, aunque emocionalmente compleja, que encaja de una en una y sin forzarlas cada pieza que se presenta.

'Las vidas de Grace' ya ha ganado siete premios del público en diferentes festivales

Muy importante es la labor de la protagonista, la actriz californiana Brie Larson, a la que ya vimos en Don Jon, que expresa de forma convincente los traumas y conflictos interiores de su personaje. Vemos en su papel un doble punto de vista: el de la luchadora incansable que pone todos sus esfuerzos para mejorar la vida de sus chicos; enfrentado a su 'yo' pasado que la atormenta y la encierra cada vez más en sí misma, creandole problemas personales constantemente.

La película plantea un interesante debate sobre la reflexión y la superación de uno mismo. Ese 'llegar a conocerse' al que todos aspiramos y que no todos consiguen. La historia de Grace nos muestra un espejo en el que reflejarse para ahondar en nuestro interior y para aprender a ayudarnos a nosotros, y así también aprender a ayudar al resto.

Lo más positivo del film, y lo más remarcado por la crítica, es el maravilloso entramado que consigue el director estadounidense, aúnando pasado, presente y futuro de, no sólo uno, sino varios personajes. Todo ello, sin dejar ningún cabo suelto, algo que suele ser díficil al profundizar en la vida de muchos personajes en una misma historia. Cretton consigue con creces (ayudado por el estupendo montaje y banda sonora) hilar la vida de los chicos del centro con la de Grace y su pareja, también trabajador del centro, y además, de una manera casi imperceptible de la que sólo te das cuenta al final del film.

Como cierre, queda claro que en ningún momento el largometraje se convierte en una historia empalagosa y repetitiva, sino que su estilo es claro y sincero, directo a las emociones, y con el punto justo de humor para que no resulte devastadora. En definitiva, Las vidas de Grace deja un buenísimo sabor de boca (de los que duran mucho tiempo) que nadie debería perderse.

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