Volvía el fútbol de máximo nivel al estadio de Riazor tras una temporada en la Liga Adelante. Los gallegos recibían a un Rayo Vallecano que en los últimos años se ha convertido en un conjunto que practica un buen fútbol y al que le acompañan los resultados. El Deportivo venía de perder en Granada por 2-1 en una floja segunda mitad de los de Víctor Fernández y con la plantilla, todavía, incompleta.

Buen inicio de los blanquiazules

Al igual que ocurriera la semana pasada en tierras andaluzas, los herculinos saltaban al terreno de juego con la intención de tocar el balón y de ser verticales hacia la portería contraria, que en este caso defendía Cristian Álvarez. Cuenca, que era, junto a Medunjanin, las novedades que presentaba el técnico maño en el once titular fue un puñal en la banda derecha durante el comienzo del choque. El ex del Barcelona mareó a la defensa madrileña con sus desmarques a las espaldas y sus diagonales hacia el centro.

Así, Toché tenía la primera oportunidad clara para abrir el marcador pero Cristian Álvarez sacaba una gran mano al límite del área para desbaratar la ocasión. Al minuto siguiente, el meta visitante no corrió la misma suerte ya que una cesión desastrosa de Abdoulaye fue interceptada por José Rodríguez que no tuvo ningún problema a la hora de deshacer el empate.

El partido viajaba por una etapa de dominio blanquiazul hasta que transcurridos 20 minutos de juego, los visitantes encontraban a Roberto Trashorras. El gallego, que es el cerebro de los vallecanos, estaba muy agobiado por la presión local pero le bastó un metro para dar un pase magnífico a Tito que a su vez encontraba a Manucho solo en el punto de penalti pero el delantero angoleño remataba, incomprensiblemente, fuera de la meta que defendía Germán Lux.

Aquino y Bueno se bastaron para remontar el encuentro

Lejos de bajar la cabeza por el infortunio que estaban sufriendo, los hombres que dirige Paco Jémez comenzaron a encontrarse cómodos sobre el campo y, escasos cinco minutos después del error de Manucho, Kakuta desaprovechaba otro mano a mano con el portero argentino del Deportivo de La Coruña.

La inseguridad que transmitían ambas defensas era el denominador común y lo que hacía que el partido transcurriese con emoción en cada aproximación a las áreas, siendo las alternativas constantes.

Toché tuvo la sentencia en sus botas tras una gran jugada de Cuenca que acabó con un disparo que despejó la zaga del Rayo y cuyo rechace desaprovechó el murciano a puerta vacía, aunque el lance fue muy rápido y el remate no era sencillo. Pero cuando restaban cinco minutos para el descanso, una buena salida del Rayo acababa con un centro medido de Aquino que remataba Bueno al fondo de las mallas herculinas. El tanto del delantero visitante suponía el empate en el marcador y que los fantasmas de la pasada jornada donde el Deportivo se dejó remontar en Granada sobrevolaran Riazor.

Con el empate a uno se llegaba al descanso tras unos primeros 45 minutos muy intensos y de continuas imprecisiones en las defensas y buenas acciones por parte de los ataques.

Una segunda mitad idéntica a la primera

En la reanudación ambos conjuntos volvieron a salir con el cuchillo entre los dientes y asfixiando a sus rivales en la presión. Una presión que hizo evidentes las dificultades del Rayo Vallecano para sacar el balón jugado desde atrás con un Abdoulaye con muchos problemas en el pase en corto y que volvió a dar un par de sustos a su guardameta.

Tras un carrusel de ocasiones, no tan claras como las de la primera mitad, y de tarjetas se volvían a encontrar los jugadores que habían hecho el empate para adelantar a los madrileños. Corría el minuto 72 cuando Luisinho perdía un balón y Aquino, una vez más, servía un centro perfecto que remataba a las redes Bueno anticipándose a Lux.

Abdoulaye regala un penalti en el descuento que Cuenca no desperdicia

Tras el segundo gol del Rayo Vallecano, los locales fueron un manojo de nervios y el cansancio hizo que las ideas no estuvieran tan claras como en el comienzo del encuentro. Por si esto fuera poco, las modificaciones hechas por Víctor Fernández no producían los efectos deseados y el tiempo se consumía sin ocasiones más allá de un par de remates de cabeza desviados tras jugadas a balón parado botadas por Medunjanin.

Pero cuando Riazor estaba convencido de que iba a sumar la segunda derrota de la temporada, una jugada embarullada acababa con un remate de Medunjanin y con una mano, instintiva a la vez que tonta, de Abdoulaye dentro del área. Cuenca era el que asumía la responsabilidad desde los once metros y, aguantando hasta el último instante, engañaba a Cristian Álvarez para poner el empate en el luminoso. No había tiempo para más, el partido estaba acabado.

Con este resultado, el Deportivo de La Coruña suma su primer punto de la temporada. Un punto que le sabe mucho mejor que al Rayo Vallecano que se veía con el encuentro ganado.