Mestalla es uno de los estadios más emblemáticos de la Liga BBVA y el Valencia se aferra al aliento de su afición para sacar su mejor fútbol. Al Espanyol no se le da nada bien jugar en terreno valencianista y es que hace siete años que los periquitos no ganan en el estadio del murciélago. Esta vez, todo pintaba que el maleficio se iba a alargar un año más pese a la gran urgencia de puntos.

Cuesta arriba desde el comienzo

El Valencia tardó 6 minutos en decantar la balanza hacia su lado. Las carreras de los jugadores ché justo antes de que el balón comenzara a rodar pareció entornarles. Los valencianistas comenzaron el encuentro con una marcha más que sus oponentes y Piatti dejó en evidencia la lentitud defensiva del Espanyol. En una maravillosa jugada de Rodrigo el futbolista argentino se posicionó en medio del área sin ningún defensor prestándole atención. Rodrigo centró con un pase raso y potente al corazón del área, donde estaba Piatti y nadie más. El pequeño jugador no tuvo oposición y remató el balón sin que Casilla, que estaba a contra pie, pudiera hacer nada.

Los pronósticos anteriores al inicio de Liga decían que Nuno era el técnico que tenía más papeletas para ser el primer entrenador cesado. Cualquiera lo diría. Los valencianos tenían a su merced al Espanyol, que no conseguía tener un mínimo de posesión. En la primera acción en la que los blanquiazules gozaron de ciertos minutos controlando el partido Salva Sevilla se cayó cuando iba a por el balón.

Las imprecisiones del Espanyol estaban facilitando el trabajo a sus oponentes. Casilla tuvo que palmear el balón tras un chute desde el lateral del área y poco más tarde salió mal al encuentro con Alcácer, que se marchaba solo hacia la portería. Ni la camisa de la suerte de Sergio González  - que había vestido durante varias jornadas la temporada pasada hasta que el Espanyol B perdió - parecía tener efecto contra el Valencia.

La primera del Espanyol llegó tras un centro de Sergio García. El catalán envió un balón al área con mimo, tan blando que pasó entre varias piernas y cuando parecía que iba a ser despejado botaba para esquivar el zapatazo. La jugada acabó con un chute que se estrelló en un defensor. La misma suerte correría Montañés cuando se libró de su marcador con calidad y chutó con fuerza desde el vértice del área.

Los de la “minoría” estaban comenzando a entrar en el partido cuando el reloj casi marcaba la media hora. El Espanyol igualó la contienda en cuanto a juego se refiere. El juego periquito se trasladó de las bandas al centro del campo, donde los pases cortos se sucedían con rapidez. Si el balón caía a la banda no tardaba en volver al centro pero siempre sin dar frutos.

Los de Nuno presionaban sin cansarse desde las primeras líneas pero el Espanyol conseguía sacar el balón jugado sin problemas. El Valencia ya no era el de los primeros minutos; pero el Espanyol tampoco. El momento del cambió llegó en un momento en que el partido estaba en el Limbo. Ni locales ni visitantes pudieron hacer nada para aprovechar las debilidades de su contrincante, aunque los pupilos de Sergio González gozaron de mejores oportunidades.El empate era posible. Estaba ahí; solamente hacía falta escarbar un poco en la epidermis del Valencia. 

Los locales pegan con fuerza

Clos Gómez no había intervenido todavía en el partido. Estaba teniendo una tarde plácida, hasta que se empeñó en convertirse en protagonista. Primero se interpuso entre Arbilla y el balón cuando el navarro estaba cogiendo carrerilla para asestarle un soberano disparo. Sin embargo, la aparición estelar del colegiado sería cuando decidió hacer caso a su asistente, que anuló un gol de Sergio García por fuera de juego cuando era totalmente válido.

Ahora que todos los presentes en el césped habían sido relevantes en más o menos medida el círculo se volvió a iniciar con la aparación de Casilla. El de Alcover reaccionó a las mil maravillas a un chute de Rodrigo con el interior. Estirada con la mano alargada y despeje a córner.

Donde no pudo hacer nada el portero internacional fue con el chute de Parejo. El mediocentro blanquinegro cogió el balón en territorio espanyolista y siguió su camino sin que nadie le entrara. Cada defensor se quedó en su sitio pensando que otro compañero iría a detener a Parejo, pero nadie fue. El madrileño continuó a lo suyo y cuando vio que nadie le seguía y que cada vez estaba más cerca de Casilla chutó sin fuerza pero ajustado al palo. Varapalo para el Espanyol en otro error defensivo.

El Espanyol volvió a la carga. Sin nada que perder y, al menos, el honor por salvar. Diego Alves pudo salvar al Valencia en un remate de cabeza de Colotto si no fuera porque el asistente volvió a invalidar la acción, también mal.

La defensa periquita no estaba teniendo el día y de nuevo quedó patente. Recuperación del Valencia en su campo tras un mal entendimiento de dos jugadores blanquiazules y exhibición física de Feghouli, que estaba fresco tras llevar menos de cinco minutos en el campo. El argelino corrió por la banda, miró para un lado, pasó para el otro y Alcácer salió de la nada dejando a Javi López y Casilla por los suelos y empujó el balón para hacer el tercero del Valencia.

Un gol para salvar el honor

La poca puntería arriba, el gol anulado y la fragilidad defensiva estaban castigando en exceso al Espanyol. La segunda línea periquita no existía, los atacantes bajaban demasiado para entrar en juego y cada dos por tres el Valencia lograba pispar el cuero al Espanyol sin que éste pudiera ni siquiera replicar.

El partido estaba sentenciado pero el Espanyol no bajó los brazos. Un pequeño asedio a la portería de Alves hasta que Clos Gómez volvió a aparecer, esta vez para perjudicar al Valencia. Sergio García recibió el balón en el vértice del área y mientras forcejeaba con Javi Fuego cayó en ese lugar donde una falta puede parecer penalti. Justo ahí se desplomó el delantero catalán y el árbitro señaló pena máxima, aunque realmente fue falta. Sergio García batió a Alves desde los once metros para maquillar el resultado pero con la derrota los periquitos se quedan en la penúltima posición con 1 punto. Otro día duro en la oficina espanyolista.