Tras haber roto el maleficio de Santo Domingo la jornada anterior con su victoria ante Las Palmas, los alfareros volvían a su estadio tras la derrota ante el Córdoba.  En tierras andaluzas el equipo de José Bordalás no estuvo afortunado de cara  portería, llegando incluso a estrellar dos balones en la madera. Además, el planteamiento de cinco defensas no gustó mucho a la afición, por lo que hoy era un partido para vencer, y convencer a su público de que el equipo podía ir hacia arriba.

Los resultados de sus rivales directos por evitar el descenso eran muy acompañaban también para que la jornada fuera completa en el seno de la Agrupación Deportiva Alcorcón. Pasará lo que pasará en el choque de hoy, dormirían fuera de las plazas de peligro, pero con la victoria podían tener un pequeño colchón de tres puntos para encarar las siete jornadas restantes con el ánimo arriba.

El equipo que sacaba José Bordalás era totalmente opuesto al que cayó derrotado en el Nuevo Arcángel.  Sacando todo su potencial ofensivo, Bordalás sacaba a Sales, Pacheco, Juli y Óscar Plano. Por detrás, el capitán Rubén Sanz y Antonio Martínez, que volvía a la medular por la ausencia de Sergio Mora, expulsado ante el Córdoba. Atrás, el técnico volvía a la línea de cuatro con Pau Cendrós, Babin, Serrán y Ángel. Las numerosas bajas en la plantilla hacían que el once fuera inédito.

Dominio absoluto

Sabedores de la importnatisima victoria que podían lograr hoy, los locales salieron a dominar el partido desde el principio, con una clara vena ofensiva que les hacía muy peligrosos en los metros finales. Sin embargo, fue Aníbal quien avisó en el primer minuto de juego  con un lanzamiento de falta que sacó de la misma escuadra Dani Giménez. A partir de entonces, la primera parte del Alcorcón rozó la perfección. Con tranquilidad pero con mucha velocidad en campo visitante, los amarillos llegaban una y otra vez.

Óscar Plano tuvo la primera en un mano a mano que le sacó el cancerbero abajo.  Entonces le llegó el turno a Dani Pacheco, y el malagueño quiso ser el auténtico protagonista de la primera parte. Primero con un auténtico golazo que abría la lata. El andaluz coge la pelota en la banda, amaga a dos rivales y hace una diagonal perfecta para colocarse en perpendicular con la portería, armar la pierna y marcar un tanto de bella factura al que no llegó Nauzet.

Los alfareros no se quedaron ahí y siguieron atacando en busca del segundo. En 25´, de nuevo era Pacheco el que volvía a desequilibrar el partido. En una increíble maniobra, tiró un caño a un rival, y cuando entraba en el área fue derribado. El colegiado señaló la pena máxima y Juli no falló desde los once metros.

Reacción visitante

Cuando mejor estaba el Alcorcón, y a punto de llegar al descanso, en una falta lateral el árbitro pitó un agarrón dentro del área de Serrán sobre Aníbal. El central amarillo, que además fue amonestado, no se podía creer la acción. El propio Aníbal fue el encargado de reducir distancias a favor de los suyos, y de llevar el partido al intermedio con el marcador 2-1 a favor del Alcorcón.

Tras el paso por los vestuarios, la entrada de Collantes por el Sabadell era una clara referencia de que Miguel Olmo quería ir a por el partido. Incluso volvieron a avisar los visitantes en una buena jugada de Longás que no consiguió centrar en condiciones. El ambiente en el choque había cambiado, y de tener el partido controlado, los jugadores del Alcorcón podían ver como su rival podía empatar en cualquier momento.

El partido entró en una fase de enfriamiento durante quince minutos, donde ninguno quería cometer un error que les condenara a recibir un gol. En un mal despeje de Pau Cendrós, Gato, tuvo un mano a mano al que llegó muy forzado, despejó Dani para luego atrapar un flojo remate de Aníbal que buscaba sorprender. El Sabadell se hacía dueño del partido y al Alcorcón le entraba el pánico.

Pacheco cierra el partido

Esa acción hizo reaccionar a los locales que veían como el club catalán se acercaba poco a poco. Entonces volvió el momento del gran protagonista del choque, Dani Pacheco. Primero con varios slaloms que acabaron en falta. En una de ellas, el malagueño, gran especialista a balón parado, volvía a marcar un golazo, sorprendiendo a Nauzet por su palo y poniéndola donde duermen las arañas. Pacheco volvía a poner de pie a la grada, y de paso reclamaba más presencia en el once de Bordalás. Incluso pudo hacer un hat-trick minutos después tras otra jugada por banda, pero su disparo casi sin ángulo se topó con la madera.

De nuevo llegaban los mejores minutos de la escuadra madrileña, con un juego bastante bueno combinativo, y con buenas ocasiones de cara a gol. El partido parecía que no se iba a escapar en el feudo amarillo, y lo más preocupante para la afición era una posible lesión de su héroe, Dani Pacheco, que se había hecho daño en un lanzamiento de falta. 

De ahí al pitido final, la grada celebró el triunfo de los suyos, una muy importante victoria que les sitúa tres puntos por encima de la zona de descenso, y con la confianza necesaria para alcanzar el objetivo de la salvación. 

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