El Real Zaragoza ha empatado con Osasuna por 1-1 en la segunda jornada de la Liga Adelante. El choque ha tenido de todo: buen juego, tensión y nerviosismo. Víctor Muñoz introdujo varios cambios respecto al once que se enfrentó al Recreativo de Huelva. En la zaga, el técnico apostó por Mario en lugar de Cabrera, para acompañar a Vallejo. En el centro del campo, Dorca, que se incorporó al equipo durante la semana pasada, le ganó el puesto a Diogo, y en la parcela ofensiva, Borja Bastón sustituyó a Adán.

Osasuna perdona, el Real Zaragoza no

El Real Zaragoza salió al partido con las ideas muy claras, y se volcó sobre la portería de Riesgo con la combinación de pases cortos y largos, buscando siempre la espalda de la defensa, aunque sin demasiado peligro. El conjunto local dio el primer aviso a Osasuna en el minuto seis, cuando la defensa rojilla despejaba a córner un pase de Álamo al área pequeña, en la que se encontraba Muñoz para que rematara a placer. Pero los visitantes también quisieron dejar claras sus intenciones y, primero Merino con un lanzamientos lejano y luego un gol anulado a Nino porque el esférico había salido de la línea de fondo pusieron el temor en la afición zaragocista.

Transcurrían los minutos, y era el equipo dirigido por Jan Urban el que se iba haciendo con el dominio del partido. El conjunto navarro se hizo con la posesión del balón y producto de ello, se acercaban con mayor peligro a la portería defendida por Óscar Whalley. Primero, Raoul Loé con un remate de cabeza al cuarto de hora y, posteriormente, Roberto Torres con un lanzamiento lejano que salía rozando el palo de la meta local, dejaban claras las intenciones visitantes.

El Real Zaragoza, por su parte, intentaba recuperar las sensaciones que había dejado en los primeros minutos del choque, algo que iba logrando poco a poco, gracias también a las imprecisiones de los visitantes. Cuando casi se estaba llegando a la media hora del encuentro, llegó la jugada polémica: Muñoz era derribado dentro del área por un defensor rojillo, tras una buena presión y un posterior fallo de Riesgo, pero el colegiado no vio nada punible en esa acción de la defensa.

Conforme discurrían los minutos, el duelo entró en un momento de imprecisiones y pérdidas. Las defensas se estaban imponiendo a la parcela ofensiva, aunque cada vez que llegaban los visitantes lo hacían con peligro. Flaño, en el 36, estuvo a punto de poner el 0-1 en el marcador con un centro-chut que terminó en el larguero.

Quien perdona, lo paga, y eso es lo que le pasó a los rojillos, cuando más necesitaba el Real Zaragoza dar un susto a los visitantes. Fernández, en el 39’ ponía un magnifico centro al punto de penalti y Pedro, imperial, se elevaba sobre los defensores y lograba rematar de cabeza un balón que acaba en las redes de la portería visitante, llevando la locura a la afición zaragocista. Se llegaba así al descanso, con una momentánea victoria local en el marcador.

El nervisismo se apodera del partido

Tras el varapalo que se llevó Osasuna, prácticamente cuando se estaba llegando al descanso del partido, los primeros compases de la segunda mitad fueron bastante bruscos y parados, con repetidas interrupciones de juego por las faltas. Mientras esto ocurría, los locales se hicieron con el dominio del juego. Los visitantes eran incapaces de mantener la posesión del esférico, regalándola continuamente al rival en situaciones bastante comprometidas. Además, Álamo, haciendo uso de su velocidad, convirtió su banda en una pesadilla en los primeros momentos con continuos centros.

Iban pasando los minutos y los nervios entraron en juego por parte de los dos equipos. Ninguno quería perder, pero los errores se iban sucediendo en cadena: pases fáciles perdidos, faltas innecesarias y espacios que nadie era capaz de cubrir. Así pues, el choque se convirtió en un ida y vuelta sin tregua, pero nadie era capaz de poner en verdaderos apuros a los arqueros. En estas, Cedrick, que había salido al campo hacía escasos minutos, estuvo a punto de poner el empate, pero su disparo se fue algo desviado.

Entre la afición zaragocista se respiraba una sensación de incertidumbre y tensión, debido al marcador tan ajustado y a las ocasiones que se habían desperdiciado para aumentar la renta. Los visitantes se dieron cuenta de eso y empezaron a encerrar al cuadro blanquillo, jaleados por una hinchada que no paraba de animar a sus jugadores en esos momentos de dudas.

El Real Zaragoza intentaba salir a la contra aprovechando los espacios que dejaban atrás los defensores rojillos, y casi logran hacer el segundo en dos ocasiones tras sendas jugadas de Pedro por la banda izquierda, pero sus centros no pudieron acabar en buen puerto para los intereses zaragocistas.  

Cuando el choque ya estaba en tiempo de prolongación, Osasuna logró el empate después de que De Las Cuevas aprovechara un barullo dentro del área zaragocista para batir la portería de Whalley. No daría tiempo para más, y el colegiado señaló la conclusión del partido.