Llegó el día. El encuentro para hacer historia, para dejar el sello estampado en el libro que recoge todos los hitos del fútbol mundial. Sevilla y Valencia, querían colocar su distintivo personal en dicho lugar, y así lo defendieron sus aficiones desde horas antes del comienzo. Los hispalenses, arropando a su equipo en su marca hacia el Pizjuán; los ché, coreando canciones hacia sus jugadores desde el interior del feudo sevillano. Las hinchadas se preparaban para vivir el primer envite de las semifinales, y los futbolistas no querían fallar.

El choque comenzó con el Valencia presionando en el centro del campo, queriendo estar muy serio para forzar la salida en largo del Sevilla. La medular, era clave para ambos, y ninguno quería perder la manija. El Sevilla no encontraba a Rakitic, que tan solo aparecía a cuentagotas por delante de la defensa. Mientras, los de Pizzi cumplían el guion del argentino a la perfección, sin complicarse en defensa y triangulando en ataque.

Los ché dominaban el tempo del partido, defendiendo bien y saliendo a la contra, y robando en campo contrario. Pero las acciones de ataque no llegaban, y tan solo Vargas, con un tímido cabezazo, inquietó a Beto. Alcácer fue el primero en probar al luso, con un disparo seco desde la frontal que este rechazó sin problemas. Mucho había que esperar para volver a ver a un portero en acción, cuando Guaita fue espectador de lujo al cabezazo de Fazio, que no acertó en su remate.

El Sevilla avisaba, y a su vez adelantaba líneas, superando la presión del conjunto ché que poco a poco notaba el esfuerzo físico. Bacca, un par de minutos después, volvía a probarlo, cruzando en exceso el remate. El colombiano, poco acostumbrado a fallar, se desesperaba por la ocasión perdida.

Apareció Rakitic, desapareció el linier

Colegiado y linier se miraron, charlaron y dudaron, sin saber qué señalar

Cuando se superaba la primera media hora de juego, Vitolo forzó una falta en el pico del área y Rakitic acudió al lugar para templar el cuero al área. Su centro fue peinado por Carriço en el área y en el segundo palo apareció Mbia, que tras controlar remató de espuela ante el desconcierto general. Colegiado y linier se miraron, charlaron y dudaron, sin saber qué señalar. Finalmente, el esloveno dio el tanto por válido, algo que nunca debió hacer, ya que el francés estaba adelantado un metro, por no decir dos, a la defensa, rematando en claro fuera de juego. Los fantasmas de Adriano, años atrás, reaparecían para el Valencia.

Esto fue como un gancho de derechas directo al mentón de los jugadores valencianistas, que habían bregado a más no poder y se veían por debajo del marcador sin haber hecho nada mal. Y esto lo aprovechó Bacca, tras una pared, cruzó toda la frontal del área y disparo a la cepa del poste, haciendo imposible la estirada de Guaita. En casi tres minutos, el Sevilla decantaba a su favor la eliminatoria, con un 2-0 muy duro para el Valencia.

Los minutos finales de la primera parte trascurrieron con un Valencia que trató de reaccionar, pero que el Sevilla no permitió. Además, Fazio estuvo a punto de poner el tercero, pero esta vez sí Guaita apareció para despejar el testarazo del argentino. El descanso llegó, muy necesitado para el Valencia, y los jugadores regresaron a los vestuarios.

El Valencia trata de recortar distancias

Tras la reanudación, el Valencia adelantó líneas, en busca de un gol que pusiera las cosas más fáciles de cara a la vuelta. El Sevilla, consciente de que debía guardar lo logrado, se defendió bien y buscó todas las contras posibles con Rakitic y Bacca siempre creando peligro. Mathieu disparó fuera, algo que no haría el colombiano, al que esta vez sí respondió Guaita con una mano providencial.

El encuentro estaba donde el Sevilla quería, con espacios al contraataque. Los de Pizzi no encontraban el camino, y fue Vargas el que estuvo a punto de ver puerta, pero el chileno volvió a marrar una clara ocasión al imprimirle demasiada rosca a su disparo. Mientras, Emery hacía funcionar su pizarra, con grandes ocasiones en la cabeza de Fazio, que se aprovechaba de las ‘pantallas’ de sus compañeros, ante la permisividad del colegiado, que permitió el baloncesto sobre el verde del Pizjuán.

Con los cambios, el Valencia apenas logró lo que quería, pero sí encontró una vía para acceder al área rival, por el carril zurdo. Ahí, Gayá fue un cuchillo, percutiendo una y otra vez, al igual que Pereira por la diestra. Pero los delanteros no aparecían, y los sevillanos seguían creando peligro con salidas rápidas.

Alcácer cae en la trampa de Beto

En los minutos finales el Valencia tuvo sus mejores oportunidades, con un Sevilla más cansado y metido atrás. Primero, Jonas remató a la media vuelta, encontrándose con Beto; y acto seguido, Vargas cabeceó al larguero, con el arquero luso ya batido. Precisamente, el portugués fue protagonista en la acción polémica de la segunda parte. Un centro del Valencia, lo atajó sin problemas, y en la caída dejó la pierna para impactar con Alcácer, que no hizo intención de nada. Beto, en una acción que deberá ser estudiada, cayó al suelo, fruto del exceso de teatro que realizó y el colegiado mostró la amarilla al delantero valenciano, sorprendido por la situación.

Con esta acción, el Valencia bajó los brazos, puesto que esta cartulina acarrea suspensión a Alcácer. Para más inri, Iborra pudo hacer el tercero en el último minuto, pero no vio puerta y su remate se fue alto. Un 2-0 que deja muy favorable la eliminatoria a favor del Sevilla, con un Valencia que tendrá que abocar por una nueva noche épica en Mestalla.

Los goles del partido

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