Cuando la ley del mínimo esfuerzo se tiene como nota común los sustos también acuden con la frecuencia correspondiente al cuerpo de los jugadores, técnicos y aficionados que siguen las evoluciones de dicho equipo. Un conjunto como Bélgica acostumbrado en este Mundial a pasar de puntillas por los partidos, a mostrar gotas de magia para aplacar las tentativas de unos rivales que se topan con un muro defensivo liderado por Kompany y finiquitado por Courtois. Un sistema que trabaja por y para las transiciones ofensivas en las que Hazard es la pieza angular y Origi, hasta ahora, el culmen de unas acciones goleadoras que encontraron en Lukaku y De Bruyne dos invitados de lujo.

Howard paró lo imparable (FOTO: marca.com)

Bien es cierto que durante la primera parte ambos equipos lidiaron con la equidad como preponderante después de que los diablos rojos tratasen con asiduidad de batir a un Tim Howard que se mostró durante la tarde noche brasileña como uno de los héroes americanos. Origi ponía el trabajo, pero el gol se le negaba gracias en parte a la gran actuación del meta norteamericano. No cesaba en el empeño el imberbe ariete, que para sorpresa de muchos llegaba a la convocatoria en detrimento de Batshuayi, pero que lejos de lo que se presuponía se está convirtiendo en pieza clave por delante de Lukaku. Por arriba y por abajo, los del Benelux lo intentaban sin parar con un mismo resultado, una misma frase que cada narrador del planeta fútbol repetía: paró Howard.

Errores en ataque, errores en defensa y nula capacidad goleadora por parte de ambos equipos que se vio reflejada cuando a escasos segundos para el final Wondolowski mandó a las nubes el Brazuca y los sueños de miles de yankees que se encontraban en el Arena Fonte Nova presenciando el partido. El desequilibrio de Hazard no fue determinante y sí lo fue una perfecta lectura del partido desde el banquillo por parte de un Marc Wilmots que tenía bajo la manga un as ganador. Su homólogo alemán no tuvo esa suerte y el físico abrumó a un conjunto que venía luchando contra las adversidades desde el inicio del partido. Varias lesiones que mermaron físicamente a un equipo que tuvo que enfrentarse al clímax de la fortaleza natural, un ariete fornido y poderoso que a cada zancada merma las opciones de su oponente.

Lukaku salía al terreno de juego cuando el tiempo reglamentario se había cumplido. Una bestia que poco o nada había hecho hasta el momento. Las aspiraciones se convirtieron en decepciones para el '9' belga que, pese a ello, tardó pocos minutos en deshacerse de Besler en mediocampo para alcanzar en segundos el área demostrando un poderío físico abrumador. Llego a las inmediaciones de Howard, dejó en bandeja de plata a De Bruyne el balón y con un control orientado perfecto tras el toque de un zaguero estadounidense buscó el palo más alejado del meta yankee para encontrar la red. Se abría el marcador dos minutos después de que Wondolowski a pocos metros hubiese podido marrar cualquier pase belga.

De Bruyne celebra el primer gol (FOTO: marca.com)

Se adelantaron los centroeuropeos y el equipo americano se vio abatido, más aun si cabe con cada contraataque. Lukaku se vistió de "mayor" como si estuviese en la escuela, en el patio jugando con los de quinto contra los de primero para demostrar una autoridad que a la postre sería vital para un conjunto que vería como un disparo potente del delantero belga superaba a un Howard que hasta en 24 ocasiones había parado los intentos de los diablos rojos. 2-0 antes de llegar al descanso de la prórroga y el acierto que antes no tuvieron los de Wilmots lo encontraban ahora, el cansancio físico y mental americano hacían presagiar una goleada que no llegó gracias a la aparición de un joven.

Imberbe, descarado y avalado por Guardiola, Julian Green a sus 18 años aprovechó un pase sublime de Bradley por encima de la defensa de Bélgica para levemente y acompañado por la fortuna poner el balón lejos del alcance de Courtois pese al intento del cancerbero. Quedaban trece minutos y muchos americanos tenían en mente ese triple desde la bocina, un touchdown en los últimos segundos o una carrera de béisbol en forma de gol. El soccer hacía latir el corazón de los estadounidenses al son del segundero que corría como el viento del lado americano y parecía adormecerse si los colores belgas te cubrían.

Courtois se vistió de rescatador y la agonía belga llegó a buen puerto para ajusticiar a un equipo que hizo más pero que gracias a Howard tuvo que mantenerse a la espera media hora más antes de saberse cuartofinalista. La mejor Bélgica en lo que llevamos de torneo se enfrentará a una Argentina que no termina de carburar, pero que cuenta con la esperanza albiceleste. Un menudo zurdo con el '10' a la espalda llamado Lionel Messi que deberá batir la meta de Courtois para que su selección continúe con aspiraciones en la Copa del Mundo.

Green, con 18 años, marcó para EEUU (FOTO: marca.com)

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