Dramático, heroico, intenso, espectacular, indescriptible. Llámenlo como quieran, lo que es seguro es que fue un partidazo. No por su vistosidad, que también la tuvo, sino porque es de esos partidos que no te dejan igual, que te hacen sentir cosas por dentro aunque no lleves en la sangre los colores ni de Liverpool ni del Swansea.

Y es que ambos conjuntos de midieron en la cuarta ronda de la Capital One Cup en un duelo apasionante, que se llevaron los de Anfield en el tiempo de añadido, gracas a un tanto de Lovren en el 95'. Nueve minutos antes, el Liverpool perdía por culpa de un gol de Emnes, que había enmudecido Anfield. Pero Balotelli primero, y el central croata después, se encargaron de que el Swansea del 'alumno' Monk no repitiese la victoria lograda en la misma competición dos años atrás ante el Liverpool del 'maestro' Rodgers.

Dominio a partir de la posesión

El Liverpool empezó llevando la iniciativa del encuentro. Como suele ser habitual en los equipos de Brendan Rodgers, la elaboración y las asociaciones en conjunto marcaron el juego de un equipo que trataba de minimizar al máximo las posibles pérdidas en campo propio, llegando el máximo de veces al campo rival con muchos efectivos, de forma que la recuperación fuera rápida, y no hubiese opción para el Swansea para contragolpear.

Hombres como Lambert, Borini o Markovic formaban en un once con muchos suplentes con ganas de demostrar a Rodgers que se equivoca al no darles más minutos. Lo cierto es que el partido de los reds transcurría redondo, si no fuera porque la pelota no entraba. Los locales acaparaban el esférico durante prácticamente todo momento, obligando al Swansea a jugar muy rápido en corto o directamente forzando su error a través de pelotas largas con las que desquitarse de tanta presión.

Primera parte de ataque y gol, pero sin gol

Una tras otra, las llegadas de los locales se fueron sucediendo sin freno. Primero un disparo de falta de Henderson que se perdió por encima del travesaño, luego un tiro de Lucas que detuvo con el cuerpo Tremmel, y más tarde un centro de Lambert que no encontró rematador. Tres intentos en diez minutos daban una clara muestra de que aquello no iba a ser nada parecido al 1-3 que logró el Swansea dos años atrás, aunque pudo terminar siéndolo.

La asfixia del Liverpool al Swansea era total: los once cisnes defendían en su campo, a la espera de algún resquicio de su rival que les permitiese coger oxígeno. Pero no, en los primeros cuarenta minutos, el balón fue red, y las ocasiones también. La mejor noticia de los visitantes era la atención de la que está llamada a ser la defensa titular local para esta temporada: Williams y Fernández se van entendiendo a la perfección, especialmente en las coberturas, y junto con las ayudas de los laterales Rangel y Taylor, y el sacrificio en defensa de los Shelvey o Fulton, conseguían disipar las ofensivas locales.

El Liverpool no perdía el filo del partido, tocaba y tocaba, avanzando poco a poco pero en conjunto, nunca roto. Así, impedía que Gomis, Montero o Dyer pudiesen dar más de dos pases seguidos. Borini, pasada la media hora de juego, sacó su garra a relucir para tratar de arañar al Swansea con dos zarpazos que no tuvieron premio. El primero salió desviado por poco, el segundo, tras una preciosa acción en la que pisó sutilmente el cuero, lo detuvo Tremmel, que rechazó a córner.

El Swansea sufre, pero consigue avisar a Jones

Eran los minutos de más acecho del Liverpool, cuyas llegadas cada vez eran más incisivas y profundas. Los cisnes estaban salvándose por momentos, manteniendo su portería a cero pese a la insistencia de los locales. Una falta provocada por Gomis, pasado el minuto 40, permitió coger aire a los suyos. La botó Shelvey, y el rechace terminó en las botas de Dyer, quien probó a Jones desde lejos.

Los últimos cinco minutos de la primera mitad fueron los únicos en los que el Swansea logró traspasar la línea divisoria con el balón y acercarse al área. Tras el remate de Dyer, fue Shelvey, esta vez con un libre directo muy peligroso, quien probó a Jones con un tiro al poste del guardameta. Con estos dos avisos, y la sensación de que el Swansea tal vez pudo haber sacado oro de dos jugadas aisladas, se llegó al descanso.

El descanso da alas a los cisnes

Tras la reanudación, el Swansea se vino arriba. Sin la necesidad de generar ocasiones muy claras, el cambio era claro. El dominio ya no era del todo red, y los cisnes eran capaces de discutirle la posesión a su rival, algo que no había ocurrido en todo el primer tiempo. Sin embargo, los primeros avisos fueron del Liverpool. Primero, un tiro de Coutinho que no sorprendió a Tremmel, y luego un centro al área de Manquillo que de nuevo atrapó bien el guardameta visitante.

A partir de la hora de encuentro, el giro de timón empezó a ser mucho más visible. Avisó primero Gomis con un testarazo libre de marca tras la salida de un córner, aprovechando un despiste de la zaga local. Cino minutos más tarde, en el 65', una acción de Montero en la frontal derivó en un despeje bombeado de un defensor que cayó franco a los pies de Emnes, que la enganchó con la zurda, asestando un tanto que enmudeció Anfield.

Quien ríe el último, ríe mejor

Emnes trató de marcar el segundo un minuto más tarde, pero esta vez su disparo no tuvo fortuna. Poco después, fue Glen Johnson, quien desde muy lejos intentó lograr la igualada. No lo logró, por culpa o gracias a Tremmel, pero sí que consiguió despertar el ánimo de un Anfield que desde entonces no paró de animar a los suyos.

Con el marcador en contra y el reloj corriendo sin pausa, los nervios se apoderaron de un Liverpool, que no daba con la tecla para superar a un cómodo Swansea, que estaba leyendo muy bien el encuentro. Tenían los cisnes mucho rato el balón, y lo amagaban a su rival en el córner opuesto o en zonas alejadas de su propia área para minimizar el peligro ante una hipotética contra local.

Empezó a mover piezas entonces Brendan Rodgers, que dio entrada a Lallana primero y a Balotelli después. Lambert, que había aparecido con cuentagotas, apenas había buscado una vez su momento de gloria en la segunda mitad con un tiro franco que tampoco sorprendió a un bien colocado Tremmel. El Swansea seguía arañando minutos al reloj cuando un centro preciso de Borini aterrizó en la testa de Balotelli, quien con sólo poner la cabeza dirigió el esférico al fondo de la red. Era el minuto 86, pero el guión del partido acababa de dar un vuelco decisivo.

Con el empate de nuevo en el marcador, volvía a ser el Liverpool el guionista y director de su película. Y la superproducción iba a tener final feliz para los de Anfield. Antes, el colegiado mandó a la calle a Fede Fernández de forma más que discutible por una rigurosa entrada sobre Coutinho en la que el argentino tocó primero el balón y luego chocó con el brasileño. Era el minuto 91, y el Swansea ya se defendía como buenamente podía.

Balotelli tuvo en sus manos la gloria y el perdón de su afición, que le había silbado al entrar en el terreno de juego, pero mandó dos disparos a las nubes. El Liverpool no dejó de colgar balones al área, y en la última acción del encuentro, cumplido ya el minuto 95, una falta lateral botada por Coutinho la remató con éxito, en el segundo poste, Lovren, quien aprovechó que Tremmel no llegó al balón y le dejó la portería vacía. El júbilo era imparable en Anfield, que acababa de ver un guión perfecto ante la que estuvo a punto de ser una tarde de pesadilla. El Liverpool estará en la siguiente ronda de la Capital One Cup.

Puntuaciones VAVEL Capital One Cup

Liverpool (2)

Swansea City (1)

Jones

7

Tremmel

7

Manquillo

7

Rangel

7

Lovren

8

Fede Fernández

7

Touré

5

Williams

8

Johnson

7

Taylor

7

Lucas

6

Fulton (87')

5

Henderson

7

Shelvey

6

Coutinho (67')

7

Emnes

6

Markovic (69')

5

Dyer (66')

5

Lambert (79')

6

Montero

7

Borini

7

Gomis (81')

6

Suplentes

Lallana (69')

6

Routledge (66')

6

Balotelli (79')

7

Bony (81')

S.C.

Carroll (87')

S.C.