En la vida existen tres tipos de personas. La primera lista se conforma por aquellos que divulgan sus supuestas cualidades y triunfos a los cuatro vientos. La segunda lista, con menor afluencia, pertenece a los individuos que mantienen tanto derrotas como victorias en un baúl reservado. Por último, existe una nómina que goza de escasos asiduos. En esta coexisten los sujetos que, dejando de lado la saliva y con una actitud ejemplar, velan por el arduo trabajo y constante esfuerzo hasta conseguir sus objetivos, cediendo así la jerga y charla a los entes del primer catálogo quienes se encargarán de notificarle a los del segundo grupo cuando alcancen el cielo.
 
Esta tercia de agrupaciones no queda exenta del deporte. La mayoría de los atletas consagrados comparten un factor común: pertenecen al tercer grupo. 
 
Claro, los nombres de Diego Armando Maradona, André Agassi, Lance Armstrong, Mike Tyson, entre otros, demuestran que existen excepciones.
 
Es por eso que el caso de Javier Hernández Balcázar destaca en todos los aspectos. Desde su llegada al Manchester United en el 2010, ha tenido la enorme cualidad de navegar a contracorriente esquivando todo tipo de objetos con el único objetivo de triunfar en uno de los mejores equipos del mundo.
 
"Uno es lo que hace, no lo que dice".
 
Para Javier, el obús de mayor diámetro siempre ha sido verde, blanco y rojo. En cada ocasión que el delantero azteca perfora las redes rivales, se comprueba la metáfora de involución de los cangrejos mexicanos. Porque pareciera que siempre habrá un ermitaño que estará aplastando a otros, dándose el gustoso placer de reconvenir a los demás. 
 
No importa cuantas veces caigas sino cuantas veces sepas levantarte, reza el dicho. Los atletas verifican una y otra vez la veracidad de dicha aseveración. Pero para Javier no es suficiente con levantarse y tapar bocas. Él siempre ha demostrado con su sonrisa y declaraciones que nunca guarda rencor hacia sus críticos porque él es consciente que uno es lo que hace, no lo que dice.
 
Tras la partida de Sir Alex Ferguson, el denominado Chicharito ha deambulado por los campos de Carrington y la lóbrega banca de Old Trafford. A pesar de no ser considerado como un elemento titular en esta temporada por David Moyes, su compromiso consigo mismo y con el club que le abrió las puertas del Viejo continente le imposibilitan dar menos del 100%.
 
Este domingo, el mandamás de los Red Devils le dio entrada al dorsal #14 en el minuto 57’ con el partido sentenciado. Sin importar que el marcador reflejaba 3-0 a favor del Chelsea, el ariete azteca evidenció que las críticas lo vigorizaron. Al 78’, la silueta de Hernández recogía el balón adentro de la portería custodiada por Petr Cech.
 
Si en la narración europea se escucha un “Chicharito es el hombre más incisivo y ofensivo del Manchester United, inexplicable que juegue tan poco”, los paisanos que disfrutan su domingo tomando una cerveza a mediodía replican “si nomás la empujó”.
 
Y no, no importa que con este gol Javier sea el 2º jugador con más goles como suplente (16) en los 136 años de historia del Manchester United porque solamente la empuja en la mejor liga del mundo. Así cualquiera.