A sus 21 años creía fervientemente que no servía para ser futbolista profesional; se sentía viejo. Años atrás, tuvo la mala fortuna o fortuna, como se quiera ver, de presenciar desde su casa en Guadalajara como sus compañeros de generación destrozaban a Brasil para levantar la Copa del Mundo en Perú 2005.

La desilusión y tristeza de haber sido relegado de esa Selección Sub 17 se apoderaron de Javier, no era para menos. Sin embargo, su sabia abuela le habló desde el corazón buscando encontentar a su acongojado nieto. “Los tiempos de Dios no se equivocan y este no era tu tiempo”.

A pesar de la desesperanza y desilusiones que el balón le habían proporcionado, Javier siguió luchando día con día en la parcela rojiblanca. Como dirían en la fiesta brava: más cornadas da el hambre. 

Su primera oportunidad no la desperdiciaría. Veintinueve goles y una disposición bárbara, hicieron que los visores de Alex Ferguson tomaran un vuelo desde Londres hasta Guadalajara. Su filosofía demuestra el porqué de su histórico rendimiento en Manchester. “El no ya lo tienes asegurado, con o sin intentar. Si lo intentas, tienes mucho que ganar”. Con altas y bajas, picos entendibles en un jugador usado principalmente desde la banca, sus tres años en la Premier League se resumen en consagrarse como el tercer mejor delantero de recambio en la historia del Manchester United, incluidos seis títulos. Aunado al gran rendimiento en su club, Javier colocó su nombre en los anhales de la historia azteca al ungirse como el tercer mejor goleador del Tri con 25 años. 

Sin embargo, en cada ocasión que Chicharito perforó las redes rivales, se comprueba la metáfora de involución de los cangrejos mexicanos. Porque pareciera que siempre habrá un ermitaño que estará aplastando a otros, dándose el gustoso placer de reconvenir a los demás. Su histórico fichaje al Real Madrid no podía ser excepción.

Si en la narración europea se escuchó por temporadas un “Chicharito es el hombre más incisivo y ofensivo del Manchester United, inexplicable que juegue tan poco”, los paisanos que disfrutan su domingo tomando una cerveza a mediodía replicaban “si nomás la empujó”.

Pero para él nunca ha sido suficiente levantarse y tapar bocas. Siempre ha demostrado con su sonrisa y declaraciones que nunca guarda rencor hacia sus críticos porque él es consciente que uno es lo que hace, no lo que dice.

Hoy, Javier duerme en la capital española con el #14 del mejor equipo de Europa, y posiblemente del mundo, a la espalda. 

“Mi tiempo de Dios es ahora, ¿verdad, abuela?”.

“Trabajaste toda tu vida para ello, hijo”.

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Sobre el autor
Alan Núñez
Mexicano de nacimiento, poblano de corazón. Director General de VAVEL México. | The Big Apple. Editor-in-Chief of VAVEL USA.