Por diversas razones, la vida me ha llevado a seguir de cerca el paso del Atlante desde hace ya varios años, incluso cuando el equipo peleaba por acceder a la Liguilla del máximo circuito del futbol mexicano.

Meramente por motivos de familia y de amigos, el ir a observar los juegos del Potro a cualquier estadio en el que se presentara en la Ciudad de México o en cualquiera de sus cercanías (Puebla, Toluca y Querétaro), era toda una tradición.

'El Equipo del Pueblo' se olvidó de ello, de todos y cada uno de los aficionados que vibran en todo momento con la camiseta en colores Azulgranas y que suplican porque el equipo retorne a su casa, de la cual, cabe resaltar, nunca debió de haber salido.

Con viajes a todos los juegos de la Liga de Ascenso, 'La Banda del D.F.', 'La Tito Tepito' (sí, no solo son aficionados al Atlante Antonio de Valdéz, Esteban Arce y el 'Rudo' Rivera) y otros grupos de animación del Atlante, el equipo no se ha visto abandonado por su afición capitalina, tristemente los directivos no han correspondido.

La gota que derramó el vaso fue en la final que se vivió hace unas semanas en contra de Juarez FC en el Estadio Andrés Quintana Roo, en la cual las gradas del estadio lucían tristemente semivacías, hecho que es insólito para un partido en el cual se juegue la posibilidad de jugar en la Primera División.

En estas epócas de nostalgia y de convivencia familiar, de todo corazón le deseo a los atlantistas que su equipo retorne a los primeros planos del deporte que tanto nos apasiona y que, ojalá en los próximos años, el Potro regrese a la Ciudad de México para recibir todo el cariño incondicional de los que han aguantado criticas y burlas pero que jamás han abandonado al equipo.