Todos los países tienen rivalidades clásicas en sus ligas de fútbol, rivalidades que le dan un toque especial a la forma en la que vivimos un partido y que nos hacen desear la victoria por encima de cualquier otro encuentro.

En España pasa con Barcelona y Real Madrid; en Argentina con Boca Juniors y River Plate; y en nuestro México, los dos equipos que dividen a las multitudes de hinchas son claramente América y Chivas.

Los dos equipos con mayor convocatoria a nivel nacional se enfrentaron un día como hoy pero de 1984 en la cancha del Estadio Azteca para definir al equipo que se coronaría como campeón del torneo 83-84.

América llegó a esas instancias con el recuerdo fresco de haber sido eliminado por el acérrimo rival un año atrás en semifinales. Tras haber hecho un torneo memorable, rompiendo cualquier cantidad de récords, los azulcremas se instalaron en la antesala de la Final y en el partido de vuelta, una trifulca entre jugadores de ambos equipos fue el colofón de la eliminación americanista.

El fútbol, como la vida misma, tarde o temprano da revanchas y para los jugadores e hinchas de América llegaría la oportunidad de cobrar esa dolorosa afrenta un año después, en la Gran Final. El 7 de junio de 1984 se jugó el partido de ida en el Estadio Jalisco y en un partido jugado con intensidad, Chivas y América empataron 2-2. América tenia ventaja de dos goles y los rojiblancos vinieron de atrás con un hombre menos para emparejar el marcador y dejar la final en el aire.

El domingo 10 de junio, ante un marco pletórico, América se jugaba la posibilidad de coronarse ante su hinchada y frente al rival deseado. Las cosas no serían sencillas ya que muy pronto se fue expulsado Armando Manzo por una entrada por detrás, complicando así el panorama para los azulcremas; al minuto 39 llegaría uno de los momentos cumbre del americanismo ya que en una descolgada el ‘Snoopy’ Pérez quedó mano a mano frente a Héctor Miguel Zelada y el guardameta argentino tuvo que derribar al delantero de Chivas para evitar la caída de su arco; el arbitro sin dudarlo marcó penal y desde los once pasos Eduardo Cisneros fusiló a Zelada y el portero atajó el balón, dando así un impulso anímico a su equipo, el cual sería definitivo.

Para la segunda parte, América salió revolucionado y con goles de Eduardo Bacas, Alfredo Tena y Javier Aguirre, América consiguió la victoria y se proclamó campeón frente a Chivas en una Final soñada por todo el americanismo.

Hoy, 30 años después, recordamos un episodio que incrementó aun más la enconada rivalidad entre estas dos instituciones y alimentó las expectativas en torno a este juego para las futuras generaciones de hinchas azulcremas y rojiblancos.

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Sobre el autor
Alejandro Alfaro
Ciencias de la comunicación en UVM. Amante del fútbol Sudamericano, Riquelmista y Maradoniano.