Este sábado en el tapete verde del monumental Estadio Azteca se escenificará una batalla de grandes proporciones, reuniendo y enfrentando a dos de los clubes más enriquecidos de historia en el balompié azteca. América y Puebla abrirán la jornada sabatina dentro de la Fecha 3 del Torneo Clausura 2015, en un marco que servirá para que Cuauhtémoc Blanco, el hijo pródigo y último simbolo americanista retorne al Nido que lo vio nacer, desarrollarse y consolidarse como uno de los futbolistas más emblemáticos de la institución azulcrema.

Cada vez que ambas agrupaciones se confrontarán, es inevitable no recordar a un hombre que dejó huella desde el taburete águila y camotero, alguien que perdurará en la historia de los emplumados y la Franja. Nos referimos a Manuel Lapuente, quien conquistó un total de seis títulos con ambos equipos en 24 años. El estratega ha tenido pasajes contrastantes cuando ha defendido la causa amarilla. Si bien, su más reciente travesía en Coapa no fue la más productiva, en dos de las tres etapas restantes alcanzó la gloria.

Con Manolo en la línea de cal, América rompió una sequía de 13 años sin ganar un torneo liguero. La temporada 1988-89 había representado la última coronación de los cremas dentro del campeonato local y fue hasta el Verano 2002 cuando finalmente los capitalinos bordaron la añorada novena estrella. Aún se mantiene vivo el recuerdo de aquella noche del 26 de mayo del 2002; las Águilas vinieron de atrás y en el tiempo reglamentario igualaron el marcador global con goles de Christian Patiño e Iván Zamorano, enviando la eliminatoria contra Necaxa al emocionante y extinguido Gol de Oro, donde con anotación de Hugo Norberto Castillo, los azulcremas se colocaron a un título del Guadalajara, quien en ese entonces gozaba de 10 galardones.

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"Le guardo un cariño profundo al América, fui campeón como director técnico y como vicepresidente"

Cuatro años más tarde, Lapuente volvería a llevar a las vitrinas de Coapa un nuevo trofeo, pero ahora con valoración internacional. Tras el título del Apertura 2005, las Águilas se clasificaron a la Copa de Campeones de la CONCACAF 2006, justa donde se instalaron en la final, teniendo como adversario a un siempre embarazoso y rígido Toluca.

Nuevamente, el entorno que se vivió aquella velada del 19 de abril estuvo plagado de dramatismo. Tras 180 minutos donde ninguna de las dos escuadras pudo abrir el cerrojo de la portería rival, azulcremas y choriceros dieron paso los tiempos extras. América recibió un batacazo recién iniciado el primer tiempo extra; Paulo Da Silva puso arriba a los Diablos; no obstante, la historia del cuadro capitalino está plagada de remontadas y en los minutos restantes concretarían la siguiente. Primeramente fue Kleber Boas quien emparejó el tanteador y Duilio Davino se encargó de sepultar a los escarlatas, en una de las finales más recordadas y manchadas de polémica en cuestión arbitral.

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Si hay un lugar donde se le respeta y verera a Manolo es en la Angelópolis. Los únicos dos títulos de Liga que presume la entidad camotera con Lapuente bajo el timón. El primero de ellos llegó en la temporada 1982-83; Los enfranjados no gozaban de una plantilla muy sólida, aunque contaban con elementos de experiencia y que habían figurado en el pasado como Antonio de la Torre, José Luis Ceballos e Ítalo Estupiñan, compenetrados con la calidad del brasileño Mouricy Ramalho, la estrella del equipo.

Luego de pasarle por encima a Tecos y posteriormente eliminar a la UdeG en Cuartos de Final y Semifinal, respectivamente, era turno de medirse frente al equipo más ganador y significativo de Guadalajara. Las Chivas fueron un sinodal muy complejo para los camoteros en la Gran Final, puesto que tuvieron que irse hasta la tanda de penales para determinar al vencedor, teniendo como atmósfera el Estadio Cuauhtémoc.

"Lo más grande de mi vida ha llegado y es el título"

Ambos representativos erraron un tiro de castigo en la tradicional serie de cinco ejecuciones, dándole paso a la muerte súbita. Todo se definió en el noveno disparo de la Franja; el chiverío había fallado y la responsabilidad recaía en Luis Enríque Fernández, quien logró batir a Celestino Morales para hacer estallar en júbilo a toda la afición blanquiazul que se había dado cita para presenciar el primer campeonato del Puebla.

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Fue en la campaña 1989-90 cuando la agrupación poblana nuevamente levantó el trofeo que lo adjudicaba como el mejor club de México. Dicha versión del Puebla presumía de grandes futbolistas en básicamente todas sus líneas, siendo Pablo Larios, José Ruíz Esparza, Edgardo Fuentes, Marcelino Bernal, José Manuel de la Torre, Javier Hernández, Carlos Poblete y Jorge Aravarena los más trascendentales. Entre la dupla en ataque conformada por Poblete y Aravena sumaron 43 goles totales.

En el choque decisivo contendieron ante la UdeG, equipo al que superaron en ambos duelos. En la Final de Ida efectuada en el Estadio Jalisco, los camoteros se impusieron 1-2, mientras que en la Vuelta triunfaron 4-3. Al igual que siete años atrás, fue ante su gente en el Estadio Cuauhtémoc. Hernández, Poblete y Aravena fueron los autores de las dianas, un par cada jugador.

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En la misma temporada, la Franja también conquistó el título de la caducada Copa México, por lo que el cuadro de la Angelópolis fue llamado Campeonísimo. El 8 de junio y una vez más como anfitriones se coronaron sobre Tigres, en una Final que terminó con un marcador global de 4-3. Tampico Madero, Guadalajara y Monterrey habían sido dejados en el camino por los enfranjados en las rondas previas.

Antes de haberse convertido en el mejor equipo de la CONCACAF bajo las riendas del América, este logro lo había alcanzado década y media atrás sentado en el banquillo del Puebla. Igualmente, el primer y único título internacional de la Franja fue de la mano de Lapuente. 270 minutos fueron suficientes para que los blanquiazules se coronaran en dicho certamen; un partido contra la UdeG y dos más contra el Police Sports de Trinidad y Tobago bastaron para que Manolo situara al Puebla como el mejor club de la confederación del Norte y Centroamérica.