Último día de febrero; el monarca del balompié mexicano volvía a casa tras imponerse con categoría a mitad de semana sobre el reinante del futbol costarricense. El Ferrari parecía ir aceitándose; nueve goles anotados y ninguno encajado en la última tercia de salidas al rectángulo verde. Esas eran las credenciales de la comitiva encabezada por Gustavo Matosas

A la entidad amarilla únicamente le faltaba en su colección de felinos el León Negro. El Tigre, el Jaguar, el Puma y un León de otro orígen ya formaban parte de su recopilación. Recién marcó el cronómetro la hora indicada y Luis Enrique Santander hizo sonar su siltazo. 

Como se presupuestaba, América tomó desde el pitazo inicial la iniciativa del encuentro, tal como lo ha hecho en duelos pasados. Mientras tanto, Leones Negros aguardó en propio campo a una oncena emplumada que buscaría incesantemente colocarse arriba en el registrador lo más pronto posible.

La polémica se presentó a muy temprana hora. La primera jugada encima del área universitaria; un pase de Benedetto golpeó el brazo de un elemento leonés impidiendo que la pelota siguiera su curso. El silbante dejó correr la jugada ante la molestia del equipo azulcrema, pues consideró que no hubo intención del zaguero visitante.

Minutos después, Fidel Martínez perforó la línea defensiva americanista e ingresó al área; el ecuatoriano cayó luego de un contacto con el guardameta emplumado, sin embargo, el juez tomó la decisión de amonestar al atacante considerando que el sudamericano buscó la pena máxima.

La zaga universitaria estaba muy atenta en su zona de seguridad, prueba de ello fue un disparo de Sambueza que parecía llevar dirección de gol y un defensor alcanzó a desviar la redonda a tiro de esquina. El desarrollo del enfrentamiento se tornó inapetente para el espectador pero era lo de manos para la Universidad de Guadalajara, quienes arribaron a la capital en busca de gasolina para continuar en la carrera por la salvación.

Pareciera que las Águilas saltaron al campo un tanto sobradas; esto se reflejó en algunos ataques que no lograron culminar por la misma razón y que al minuto 28' se evidenció de manera notable. Una serie de toque entre Paul Aguilar, Sambueza y Peralta vio su fin con un disparo muy alto del lateral derecho azulcrema.

El cuadro local controlaba la partida, aunque sin generer verdadero peligro en el sector melenudo. Por momentos se visualizaba a los capitalinos relajados, sabedores de su superioridad sobre el adversario; no obstante, dicha tranquilidad pasó a cobrar factura al minuto 32', cuando la UdeG pisó territorio crema y mediante Télles enmudeció al Azteca tras un disparo desde fuera del área que terminó superando a Muñoz. Los felinos festejaron con euforia desmedida en conjunto con Alfonso Sosa.

Antes de concluir la primera mitad, Goltz sufrió una herida sobre su ceja izquierda producto de un contacto accidental con el botín derecho de Martínez. América salió al complemento con un chip distinto, ya que bastaron tres minutos para que tocaran la puerta enemiga. Fue Quintero, quien se quitó a un defensor y dentro del área definió con pierna zurda pero su envío se marchó por encima del travesaño. Segundos después, Sambueza utilizó una herramienta diferente para intentar hacer daño, el tiro de larga distancia, aunque su remate pasó a un costado del arco.

Al minuto 63', otro tiro del casaca 3 azulcrema se fue muy elevado; Darwin no le atinaba al marco. Con escasa idea y mayor vigor que en el primer tiempo, las Águilas intentaban descifrar la clave del cerrojo impuesto por la defensiva melenuda, y ante dicha dificultad aparecieron los disparos lejanos. Goltz y Benedetto, ambos futbolistas con respetable pegada ensayaron con impactos que no tomaron dirección a portería. 

Corrían los minutos, el duelo comenzaba a hacerse longevo y la desesperación se iba apoderando de los 11 jugadores vestidos de crema que seguían sin exigir al cancerbero universitario. La UdeG se mantenía en el mismo tenor, no había necesidad de alterar el antídoto que estaba surgiendo efecto. Ansiedad y desasosiego fueron exhibiéndose en cada elemento americanista y también en su director técnico. Incorrectas decisiones de mediocampo hacia adelante y servicios deficientes al área describían la incapacidad del conjunto águila.

Los cambios de Matosas no dieron consecuencias favorables y al minuto 85, Pablo Aguilar fue víctima del desespero; el paraguayo salió expulsado por una fuerte entrada sobre González. No obstante, la tarde/noche negra americanista se consumó al minuto 93, cuando Guerrero vio la cartulina roja por frenar a Télles que se enfilaba hacia la cabaña de Muñoz. No hubo tiempo para más y la Universidad de Guadalajara derrotó por la mínima diferencia a una versión emplumada que pecó de burguesa en los primeros 45 minutos y en la segunda parte jamás halló la claridad necesaria.

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Sobre el autor
Jesús Barrientos Espitia
Editor y corresponsal. Jefe de las redacciones: Cruz Azul y Santos Laguna.