La tarde de este sábado, la escuadra comandada por Luis Fernando Tena saltó al terreno de juego del templo azul, con la obligación de obtener algo más que 3 puntos en el campeonato; la necesidad de victoria, imperaba para que Cruz Azul pudiera acercarse a zona de liguilla.

De arranque vertiginozo, el conjunto visitante se hizo del control de la pelota durante algunos minutos, mismos que llegaron a incomodar a la defensiva celeste, sin embargo la tenencia de la pelota, resultó un argumento fundamental para confabular un triunfo azul. América padeció sin el esférico y vio como minuto a minuto, se iba diluyendo el cartél que sobre la mesa, lo sentaba como claro favorito.

Intenso, profundo y suelto; La Máquina que durante el semestre pasado se caracterizó por ser un conjunto de orden y disciplina táctica, reencarnó esta tarde en la cancha del Estadio Azul y denotó que el elenco celeste, podía ser protagonista del juego y reflejarlo de manera contundente durante el cotejo; el balón se pintó de azul.

Rojas por izquiera, y la gran sorpresa del once inicial que Luis Fernando Tena designó para enfrentar al conjunto azulcrema, Pablo Barrera, rresultaron determinantes tanto defensiva como ofensivamente para maniatar a los seleccionados nacionales mexicanos, Layún y Aguilar, mismos que sólo fueron testigos de los constantes ataques de Cruz Azul por los costados.

Aquél criticado jugador de origen rojiblanco y pasado americanista, Francisco Javier Rodríguez, fue el generador de lo que a la postre, resultó ser la primera anotación del local en el partido. Tras evitar el tiro de esquina y entregando un esfuerzo bien reconocido por la tribuna, El Maza despejó el balón para que Barrera lo trasladara de buena manera a zona del rival y Formica de primera intensión, colocara al 9 azul; el Mal Querido Pavone, definió de manera sobervia y estalló el júbilo contenido durante 11 jornadas en la Nación Azul.

Para la segunda mitad, el estratega argentino, Antonio Mohamed, intentó que su equipo pudiera pelear por la tenencia del balón, ejerciendo presión desde la salida cementera; a pesar de ello, Cruz Azul reflejó en cada uno de sus futbolistas, un valor agregado: "Hoy fue un partido raro; a un equipo le salió todo y a otro nada", declaró el técnico azul al finalizar el partido.

Para el agrado de los seguidores de La Máquina, el ídolo celeste, Christian Giménez, ingresó de cambio y con él, una nueva alegría. El Chaco marcó la segunda diana para el local, misma que sepultó cualquier esperanza americanista por emparejar el marcador.

La tercia se completaría con una anotación de Gerardo Flores, quien a pase de Pavone, volvía a hacer explotar el estadio celeste. Sin embargo, el júbilo no terminaría hasta que Joao Rojas, a instantes del final, dictó sentencia condenatoria y de paso, una manita al odiado rival.

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Sobre el autor
Lalin Uribe
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