Un amigo comparaba que ser aficionado de un equipo como el Veracruz es menos dramático que el Cruz Azul. Se han vivido descensos y ascensos deportivos y por la vía de la compra de una franquicia de primera división. Han llegado a semifinales en el máximo circuito pambolero y caen por diversos factores, además de también perder finales en la hoy Liga de Ascenso, lo que lleva a la frustración no perder un lugar en el torneo que todos quisieran estar. Pero eso no pasa con Cruz Azul.

Lo del Azul es diferente, ellos presumen una grandeza y una racha de victorias que datan del siglo pasado, que no han renovado y que siguen marcando la pauta de lo que quiere afición y directiva, quienes han invertido en muchos y malos refuerzos.

No obstante, la verdadera deshonra no cae en los jugadores que pasan el trago amargo y meses después ya están besando el escudo de otra institución. Ya sea porque son malos y no entran en planes del entrenador en turno, o porque son muy buenos y se los llevan otros equipos a billetazo limpio. Pocos son los que se quedan a sufrir torneos y torneos con los cementeros viendo siempre el mismo resultado: el fracaso.

Los cruzazulinos de cepa, los que están al pendiente de su equipo, los que van de campeonato en campeonato comprando la última playera celeste, los que van al estadio o están al pendiente en la televisión o redes sociales, esos tienen la necesidad de sentir orgullo por un equipo que les entrega más humillaciones que alegrías.

La forma en que le dio la vuelta el América este fin de semana está para ir al siquiatra y preguntarse sobre todas las dudas existencias habidas y por haber. ¿por qué le voy al Cruz Azul? ¿Lo puedo eliminar? ¿Puede un día dejar de preocuparme si al minuto 90 me pueden ganar? Esas y otras preguntas sólo lo saben los cruzazulinos, quienes se han acostumbrado a salir a la calle y que la gente les diga que sí, otra vez la cruzazulearon.

En una pieza de video en televisión nacional reflejaron la mutación de la euforia a la tristeza por parte de la familia celeste. Los gestos de satisfacción de estar humillando al rival del Clásico Joven eran de total locura hasta el medio tiempo, pero faltaba el final y ante una cara de incredulidad de lo que sucedía en el terreno de juego, algunos lloraron con el cuarto gol y otros sacaron toda su furia con mentadas a los 11 de su equipo. Así se transforma una afición que se sabe grande, pero que su equipo se comporta como chico.

No por nada Miguel Sabah decía que al América se le tenía miedo. El Chaco Giménez es el que más disfruta anotarle a los de Coapa y es de los pocos que da la cara cuando las grandes derrotas llegan por el rumbo de la Noria, y Tomás Boy acepta que solitos se metieron el pie. Nunca cambies Cruz Azul.

Botepronto: A muchos les sorprende la cantidad de medallas de México en Juegos Paralímpicos, lo que no saben es que tradicionalmente los atletas adaptados de nuestro país tienen mejores resultados que los convencionales ¿por qué? Quien sabe, pero bien valdría un análisis científico de ello.

Préndela así, de volea.

VAVEL Logo
Sobre el autor
Aser Oropeza
Comunicador de carrera, convicción y naturaleza. Los comentarios aquí vertidos son opinión del autor y en nada pueden reflejar los intereses del medio. P.D. Oaxarocho toda la vida.