Humillante y de pena. Es así como muchos han descrito lo que sucedió en el Camp Nou donde León terminó goleado por el Barcelona, recibiendo seis goles y generando apenas un par de jugadas de peligro donde ni siquiera puso en riesgo el marco de Claudio Bravo.

La cancha del Barcelona despidió con aplausos a Rafael Márquez cuando esté salió de la cancha al 51’ y al final se le entregó un trofeo como reconocimiento por parte de la institución blaugrana, pero eso no hace menos la humillación que recibió su ahora ex equipo, en lo que fue su “despedida” del equipo previo a partir a Italia.

Apenas en el tercer minuto, uno de los más bajitos de los blaugranas, Lionel Messi, remató en el centro del área para vencer a William Yarbrough, que sigue mostrando un nivel preocupante. Minutos después Neymar lo venció con mucha facilidad y antes del descanso el astro brasileño firmó su doblete con toda la tranquilidad del mundo.

Solo un disparo de Elías Hernández que atajó muy bien Claudio Bravo fue lo que generó un León sin garra, espíritu de lucha ni idea o creatividad, algo muy bizarro a lo que se está acostumbrado a ver de La Fiera en México, o quizá las distancias son demasiado grandes entre el bicampeón de México y el Barcelona.

León salió con pánico escenico al Camp Nou, teniéndole demasiado respeto al Barcelona

Al descanso Matosas tenía poco o nada que hacer. Lo mejor que pudo haber decidido fue darle minutos a varios de sus jugadores para que pisaran una cancha mundialmente histórica, ante una afición más que cálida y frente a algunos de los mejores jugadores del mundo.

Así, el Barcelona a medio gas continúo con su concierto. La joven promesa marroquí Munir también se despachó con un doblete, solo para evidenciar ahora a Cristian Martínez, quien no fue mejor que Yarbrough pues en el sexto tanto, Sandro definió por debajo de sus piernas para sellar la media docena de goles al 89’.

Barcelona bailó en la cancha, hizo lo que quiso, debutó a Luis Suárez, le dio minutos a jóvenes promesas que sin duda serán protagonistas en la siguiente campaña, demostró que con Luis Enrique viene un nuevo proceso y sobre todo, dejó claro que las distancias entre clubes mexicanos y europeos no son muy grandes, pero cuando se juega así, la ilusión crea un tramo bastante largo por recorrer.

Ahora León deberá concentrarse en la liga donde tampoco le ha ido del todo bien, buscando escalar posiciones e intentar tener un repunte magnifico como el del último torneo, donde entró de “panzazo” y terminó levantándose como bicampeón.