Sobra insistir en la victimización a la que, de manera 'lógica', acudía Leones Negros al Estadio Azteca; sin embargo, como en cada juego y cada jugada, la pelota insiste en hacernos recapacitar y entender que la lógica no impera en ella. 

Luis Fernando Télles, oriundo de León, Guanajuato, y de cantera atlista, fue el hombre elegido para cimbrar al Azteca, al americanismo y al equipo que, a observación de todos, agigantaba su etiqueta como equipo invencible. 

Rebasados los 31 minutos del encuentro, Luis Fernando sacó un escopetazo cargado de furia arraigada hace tiempo. El arco se estremeció con ese dolor, vergüenza y frustación que, pocos meses atrás, Télles había declarado sentir tras ver que las cosas no funcionaban para su equipo a pesar del esfuerzo y trabajo realizado cada día y en cada entrenamiento.

"Me duele mucho, me da vergüenza porque no me gusta perder. La situación en la que estamos duele. Y duele más cuando sabes que te mataste en la semana y durante el partido. Esa frustración tenemos que canalizarla para sacar esto adelante”, (Télles, tras la derrota frente a Tigres en el Apertura 2014).

Este hombre ha sido uno de los futbolistas en los que Alfonso Sosa ha podido encontrar un escudo resistente y atrevido, mismo al que, a lo largo del torneo, le ha otorgado una confianza ciega disfrazada de titularidad en una de las zonas medulares del juego. 

La importancia de la espectacular anotación de Télles será -y debe ser- juzgada hasta final de torneo; sin embargo, las historias míticas, legendarias y milagrosas contienen apariciones de osadía, belleza y rebeldía.