La situación previa al partido, tomando en cuenta la complicada condición del rival en turno, presentaba un escenario en el que Puebla pudiera sumar algún punto en el Estadio Azul y tomar un poco de aire tras lo sucedido la jornada anterior.

El once inicial se conformaba por: Rodolfo Cota; Mauricio Romero, Uriel Álvarez, Michael Orozco, Óscar Rojas; Francisco Torres, John Pajoy, Luis Miguel Noriega, Flavio Santos; Luis Loroña, Wilberto Cosme.

Planteamiento inicial de Romano

En teoría, el equipo de la Angelópolis salía con una línea de 4 en el fondo, Torres como cerebro del mediocampo, siendo el responsable de la salida y rodeado de tipos como Pajoy, Noriega y Santos. En el ataque, Cosme y Loroña intercambiando punta, siendo este último quien se botara del área con mayor frecuencia. El mensaje parecía claro: aguantar ‘el cero’ el mayor tiempo posible, jugar con la desesperación del rival y aprovechar espacios con el ingreso de Eisner Loboa en la segunda mitad. Arriesgado, sí; descabellado, no del todo. El anfitrión era el obligado.

Sin embargo, el conjunto camotero tuvo un movimiento poco esperado, siendo Flavio Santos el tipo que -sin posesión de la pelota- ayudaba al equipo a conformar una línea de cinco (formación habitual en La Franja de Romano) en el fondo. La labor de sacrificio de Flavio no desmereció en lo absoluto. Incluso con algún error de entendimiento con Michael Orozco (completamente entendible), Santos apareció como el elemento que ejercía mayor presión sobre la figura de Marco Fabián; sin embargo, y sin restar mérito a la labor asignada por el oriundo de Ocotlán, su único aporte ofensivo llegó a los 23 minutos, tras un desborde por el sector derecho que Cosme no pudo rematar con efectividad.

Pizarra del movimiento táctico de F.Santos

El marcador condicionaba la apuesta técnica poblana. Las fallas de Cruz Azul presagiaban cuestión de tiempo para que se rompiera el cascarón y Romano tuviera que cambiar la jugada. La primera mitad terminaba con ventaja local y suponía la obligación de ir al frente.

Era urgente recuperar la pelota

Lo esperado era regresar al doble escudo (Torres-Noriega) e ingresar a Loboa por Pajoy o, incluso, por Cosme. El mayor perjudicado era Francisco Torres; la bujía del equipo estaba completamente desarmada. La segunda mitad parecía una oportunidad clara para que La Franja reacomodara su parado en el campo; sin embargo, los mismos once regresaban para el complemento.

El primer cambio de La Franja cumplía con lo esperado. El ingreso de Loboa por Pajoy colocaba a Eisner en zona ofensiva, buscando dinamitar una zaga azul que había sido nulamente incomodada. A diferencia de Loroña, quien se ha visto mayormente involucrado, concentrado y participativo, las últimas actuaciones de Cosme –y sin caer en el fatalismo- no son en lo más mínimo redituables para un centro delantero nominal que carga una responsabilidad futbolística y mental fortísima como la de un equipo ávido de goles y puntos.

Con el ingreso de Loboa, Puebla comenzó a pisar el área rival

El marcador era completamente alcanzable y el rival daba la sensación de ganar con el mínimo esfuerzo; sin embargo, una nueva indisciplina volvía a mermar los planes. La expulsión de Michael Orozco terminaba por condicionar el resto del partido.

El ingreso esperado era Luis Esqueda; futbolista que, a grandes rasgos, ha cumplido cuando ha sido requerido. La salida de Cosme se daba por un elemento de características completamente diferentes a lo esperado. Las circunstancias del partido, tras la nulidad del punta de La Franja, no hacían ver tan descabellado el ingreso de Eduardo ‘Edú’ Pérez, un canterano que ha demostrado fortalezas con la pelota.

Con el paso de los minutos, el equipo de La Franja se fue desdibujando frente a un equipo que, más allá de la victoria, no presentaba argumentos de carácter irrefutable.

El último cambio, tan poco habitual, era reflejo de lo sucedido en el campo: Luis Miguel Noriega dejaba el campo para dar lugar a Edgar Mejía que terminaría por colocarse como mediocentro clavado, liberando un poco más a Torres de tareas defensivas y otorgándole labores de construcción, mismas que no terminaron por cuajar.

El mensaje cambiaba: encontrarse con alguna y no salir del Azul con otra goleada.

El parado tras la expulsión de Orozco

La siguiente afrenta es un cuadro de Tigres, equipo que intenta comandar desde el mediocampo. Además de lo mental, La Franja necesita reencontrarse la efectividad en el pase y el traslado de la pelota que mostró en sus primeras exhibiciones.

Los apuntes:

El personaje clave es Francisco Torres, un tipo que promedia un acierto superior al 90% en sus pases, soportado en un doble escudo (Mejía, Pajoy o Noriega, a elegir) para enfocar sus habilidades en el último pase y no en la recuperación.

Ante la baja de Michael Orozco, dos opciones:

A) Línea de cuatro, ingresando a Luis Esqueda por izquierda y el regreso de Óscar Rojas por sector derecho, acompañando a Romero y Álvarez en una línea de cuatro.

B) Línea de cinco, apostando nuevamente por Mario de Luna o Juan de la Barrera como centrales por derecha, con Loboa y Rojas como carrileros.

La zona ofensiva necesita dinamitarse. La apuesta dependerá si el mediocampo cuenta con doble escudo o tres volantes por delante del MC, para discernir entre Loroña (mediapunta con mayor sacrificio) y Cosme, junto a Loboa (en línea de cuatro) o apostar por Flavio Santos (línea de cinco).