Con una recolección de puntos menor a lo presupuestado para esta semana, La Franja se mete al Nemesio Diez con una urgencia inocultable; su rival, el conjunto del Toluca, se presenta con panorama casi perfecto en casa: cinco victorias y un empate en seis encuentros como local.
Sin embargo, de manera independiente a lo que los números arrojan, el sistema de los Diablos Rojos no ha rodado de manera estable en el torneo. Las exhibiciones del Toluca durante el Apertura 2014 han mostrado un conjunto vulnerable, incluso en partidos donde ha salido triunfante.
El pizarrón de Cardozo
La formación a la que José Saturnino Cardozo se ha ido arrimando en las últimas fechas se conforma por un 4-2-3-1, donde la zona del mediocampo se encuentra altamente poblada para mayor manejo de pelota; difícilmente los escarlatas tienden a saltar la línea.
Con el panorama libre de suspensiones o lesionados, la formación titular del Toluca se presentaría con: Alfredo Talavera; Oscar Rojas, Jordan Silva, Paulo da Silva, Miguel Ponce, Antonio Ríos, Richard Ortiz; Carlos Esquivel, Edgar Benítez, Lucas Lobos; Pablo Velázquez.
En la zona defensiva, la línea de cuatro es marcada: Rojas por sector derecho; Silva y da Silva como centrales (derecho e izquierdo, respectivamente), con presencia aérea adecuada; Ponce como lateral zurdo, siendo quien cuenta con mayor libertad al ataque.
La zona medular del Toluca se sustenta en las figuras de Antonio Ríos y Richard Ortiz, dos mediocentros de características similares que ofrecen fortalezas en salida y recuperación. La ventaja para los Diablos es que ambos futbolistas pueden clavarse por delante de los centrales, fungir como sacadores de pelota y apoyar delante de mediocampo con llegada a zona rival; la contra: su recuperación no es tan rápida al momento de perder la pelota, circunstancia que suele sucederles con presión alta.
En materia de construcción y vocación ofensiva, los reflectores recaen sobre Lucas Lobos, un futbolista exquisito que cuenta con la precisión adecuada en el último toque. Aunado a sus virtudes, la fortaleza de Lobos se soporta en la labor de sus volantes (Benítez y Esquivel), quienes lo liberan de sacrificio.
Las llegadas por la banda izquierda son las más comunes ante la presencia de Benítez, quien ofrece variantes como volante ofensivo (metiéndose al centro para abrirle el campo a Ponce) y como segundo delantero.
La punta de lanza es Pablo Velázquez. Un delantero centro nominal que ya ha dejado huella en nuestro fútbol sobre su olfato goleador.
El pizarrón de Chelís
De manera sorpresiva, el conjunto de La Franja saltó al campo con línea de cinco para vulnerar la mayor debilidad de Pumas: las bandas; sin embargo, José Luis Sánchez Solá terminó regresando a sus orígenes, cerrando el partido con la habitual línea de cuatro en el fondo.
Independientemente a la derrota, la escuadra camotera parece haberse fortalecido en la zona de mediocampo, sobre todo en la premisa que Sánchez Solá busca en el equipo: presión en el robo y desorden en materia ofensiva.
El conjunto camotero podría plantarse con una formación 4-2-3-1, tratando de igualar las circunstancias en el mediocampo (dos mediocentros) y potencializando la debilidad de Toluca en materia de presión con: Rodolfo Cota; Oscar Rojas, Mauricio Romero, Efraín Cortés, Luis Esqueda; Gerardo Espinoza, Edgar Mejía; John Pajoy, Luis Miguel Noriega, Cuauhtémoc Blanco; Wilberto Cosme.
Aunque pareciera que la indisciplina táctica pudiera ser una debilidad, al momento de atacar, la Franja agradeció ese desorden en la figura de John Pajoy, quien tendría una nueva oportunidad para dar otra buena exhibición.