Llegó el debut del Puebla en casa y con él la primera victoria del torneo. La Franja logró manifestarse como un equipo capaz en la zona de definición y la satisfacción por el desempeño, aun cuando hay una serie de cuestiones a mejorar, es viable, dado que los tres partidos con los que se puede evaluar al equipo hasta el momento, han arrojado resultados satisfactorios. El trecho seguirá siendo largo y la situación seguirá siendo perfectible; no obstante, poca queja se le puede adjudicar a este nuevo proyecto hasta el momento. De todos modos, vale la pena analizar lo que pasó en el encuentro.

Puebla se vio mejor cuando reculó

Fueron los primeros 45 minutos del Puebla los que más dieron para sacar conclusiones. El primer tiempo fue el más provechoso del partido (con un segundo tiempo más bien soso) y dejó ciertos detalles interesantes en la mesa. Particularidades que matizaron el resultado y el accionar del equipo en general.

De entrada, La Franja se vio muy rápido por encima en el marcador. Christian Bermúdez habilitó a la perfección a Matías Alustiza que definió adecuadamente. Ahí, más que resaltar el hecho de que el 1-0 haya llegado a través de un autogol, destaca la combinación de buenas decisiones que dieron pie a que Puebla culminara con éxito su primera llegada de peligro del juego. De sobra se sabe que este par de jugadores son los de mayor capacidad técnica en el plantel; luego entonces, cuando salen enchufados, son capaces de formar una dupla verdaderamente peligrosa, tal como se demostró en este juego.

Hasta ahí, todo en orden; Puebla ganaba rápido y apuntaba al triunfo desde temprano. Sin embargo, a partir de ese momento, surgió lo que sería la gran particularidad de este encuentro. Viéndose arriba en el resultado, el equipo priorizó con el orden defensivo, evitando hacerse del balón con intención de bombardear el arco de Federico Vilar. La bola comenzó a acceder al área de La Franja con constancia y la encomienda parecía ser desarmar las jugadas de Xolos, si acaso buscando el contragolpe.

Más que intentar que suene a reproche, la intención de resaltarlo es comentar que la prueba (porque aún estamos empezando a conocer cómo quiere jugar Valiño con Puebla) salió bien. Los dos grandes puntales de Tijuana al ataque, Dayro Moreno y Gabriel Hauche, fueron nulificados, orillando a Xolos a jugar de manera menos elaborada y más anárquica en aras de buscar el arco. Puebla se vio muy bien en defensa y prácticamente no permitió que su rival llegara con comodidad. Hauche, incluso, tuvo que salir de la zona donde inició, pues Óscar Rojas no le permitió nada en su banda. Dayro, de la misma manera, se vio orillado a la improvisación al no contar con balones a modo para tejer jugadas. Milton Caraglio, su delantero centro, se fue inédito.

Como hinchas, tal vez no nos gusta sufrir tanto al ver que el balón se encuentra más en el área de nuestro equipo que en la del rival, pero el hecho de que haya sido tan bien logrado el resultado defensivo, definitivamente deja con buen sabor, haciendo suponer que efectivamente el Puebla tiene esa solidez que requiere en la zaga cualquier equipo que aspire a cosas importantes. De la misma forma, de ahí deriva la que fue la gran sorpresa del equipo en el juego; su increíble capacidad para generar llegadas a la contra, con verticalidad y, sobre todo, con precisión ante el marco contrario.

Puebla reculó, anuló a Tijuana, se hizo de la bola y, partiendo de la media cancha, hizo maravillas. Ya el primer gol había dejado muestras de talento, pero el segundo y tercero lo terminaron de confirmar. Primero, con otra llamativa combinación entre Alustiza y ‘Hobbit’ que en el par de llegadas que generaron, vacunaron dos veces. Y luego, con la participación de un Damián Escudero de mucha mayor proyección ofensiva que David Toledo (que había salido por lesión), asociándose también con un Alustiza que, no está de más decirlo, fue el jugador del partido.

Haciendo un paréntesis en el tema Alustiza, hay que mencionar que es justo el accionar que se le vio con Tijuana el que no da pie a debates, ni dudas. Ese es el Matías Alustiza que se ha convertido en ídolo de un sector de la afición y el mismo que mantiene callados a los que, en ocasiones, ponemos en duda su valía, sabedores de que tiene un talento como para postrarse como un protagonista del equipo y no solo para ser el héroe de partidos aislados. ‘El Chavo’ decidió bien en sus llegadas, tiró cuando debía tirar y asistió dos veces. Partido redondo.

Siguiendo con lo negativo, el único detalle en el que Puebla exhibió una necesidad de trabajo, es el alusivo al balón parado. Todo lo que La Franja había hecho con calidad en materia defensiva, fue mancillado por el par de desatenciones en las jugadas de táctica fija. En el primer gol, Cristian Campestrini, a quien rara vez se le pueden percibir fallas técnicas, se vio especulativo en la jugada en donde Guido Rodríguez remató solo el balón. Y en el segundo gol, aunque un poco menos reprochable, nadie pudo impedir el fogonazo que sacó Hauche tras el rechace defensivo en donde, aun con tantos elementos en el área, tuvo la capacidad de clavar el balón sin nadie que le estorbara en el tiro.

Al final, lo que ya salió bien, siempre podrá perfeccionarse. Y lo que salió mal, tiene tiempo para ser recompuesto. Como sea, Puebla se hizo con los tres puntos en casa; cumplió, se encuentra en puestos de liguilla y ahora se acerca cada vez más al Cruz Azul, simultáneamente alejándose de Morelia en materia de cocientes.

La entrada más baja en lo que va de torneo

El sinsabor del encuentro lo dejó la pobre entrada en el Estadio Cuauhtémoc. Muchos factores pueden tomarse en consideración para entender el hecho y, repasándolos, son primordialmente: el inusual horario de domingo a las 18 horas, la potencial lluvia, el precio, la época vacacional, el cambio de nombre y el poco crédito con el que el equipo cuenta dados los no tan buenos resultados del pasado.

Pudiéndole dar preponderancia a unos en comparación con otros, lo único cierto es que solo serán los buenos resultados los que invitarán a la afición a regresar a las tribunas. Mientras para muchos el “en las buenas y en las malas” no da pie al ausentismo, para otros (de también muy válida opinión) las prioridades hacen que hoy Puebla esté obligado a volverse a ganar un lugar en su cotidianeidad.

En una particular recomendación, yo invitaría a la afición a darle chance a este nuevo proyecto. Sobra decir que hay muchas cosas que mejorar dentro y fuera de la cancha. Pero mientras más metidos estemos como aficionados, mucha mayor autoridad moral tendremos para presionar y exigir. Al final, el equipo se debe a su afición y ésta, mientras se manifieste en mayor cantidad, más presión podrá meter para que los resultados lleguen. Resultados que, al menos en los tres primeros partidos (contando Copa), sí están dándose.

Ahora se viene el juego ante Querétaro en una cancha en la que ya se ganó este semestre. Es evidente que la presión y el nivel que se manifiesta en la Liga MX son diferentes a los de la Copa MX, pero parece que Puebla cuenta con argumentos para ganar o, aunque sea, conseguir puntos en El Corregidora. A fin de cuentas, cualquier empate fuera, es solventado con triunfos en casa. De todos modos, pinta alentador este nuevo encuentro, pues La Franja lleva tres partidos comportándose adecuadamente.