Concluyó la cuarta semana de actividades para el Puebla y los dividendos han comenzado a dejar las primeras dudas con respecto al funcionamiento del equipo. Sin la necesidad de andar con rodeos, molesta que Puebla siga aquejando eso que no le permitió dar el salto otros torneos y que parece seguir constante en el andar del club y de sus jugadores: la irregularidad. Revisemos a continuación, lo sucedido en los dos partidos que tuvo Puebla y posteriormente el gran detalle de la semana, como lo fue la evidente muestra de alejamiento por parte de la afición.

Mal empate y las primeras dudas contra Santos

En un partido contra uno de los equipos que más se ha debilitado a lo largo de los últimos torneos (debido a la reestructura directiva y económica que sufrió y que lo dejó sin el apoyo de la empresa que lo mantuvo entre los ganadores tanto tiempo) como lo es Santos Laguna, Puebla no supo cómo cumplir con el objetivo y, yéndose en ceros, dejó malestar en el ambiente pues, más que conseguir un punto, perdió dos.

Si bien no fue ese 0-0 típico que mantiene en aburrición total al espectador, fueron los porteros los que salvaron el espectáculo. Tanto Cristian Campestrini, como Agustín Marchesín, se mostraron excelentes a la hora de ser exigidos y, con un par de llegadas claras de gol salvadas (aunada a otra de David Toledo, por parte del Puebla, despejada en la línea) se convirtieron en protagonistas del encuentro.

No está de más decir que, aun como rival, es de reconocerse el pundonor manifestado por el portero de Santos. Una anécdota más que dejó el partido, viéndolo salir desde la puerta a la cancha a jugar como delantero, ‘perreando’ cada balón, haciendo paredes e incluso sacándole bolas a los Camoteros.

Parece haber conformismo en elementos del plantel poblano

Y es justamente lo mencionado con anterioridad, lo que en peor estado anímico deja. Aun con la validez de hacer partidos buenos y malos (como a todos les puede suceder), no parece que todo el plantel poblano tenga intenciones manifiestas de esfuerzo máximo cada que sale a la cancha. A algunos, parece pesarles el hecho de hacer partidazos semanas previas, pues terminan por transformar sus grandes actuaciones del pasado en conformismos para el presente.

Aunque se podría puntualizar nombre por nombre (a manera subjetiva, claro está; asumiendo que la palabra de nadie es ley, sino opinión), sería mejor ejemplificar con los últimos minutos del encuentro. Cuando Marchesín salió a jugar y en la portería de Santos quedó Kristian Álvarez, ¿cuántas veces le pegó el Puebla al balón para probarlo? Pues, bien… el partido transcurrió sin más peligro; si acaso, viéndose latente únicamente cuando el improvisado portero santista salió a cortar un balón y casi se mete en problemas. Todo quedó en un cero a cero, con un punto más malo que bueno y los primeros ‘detalles’ que parecen ser evidentes en la era de Ricardo Valiño.

Copa prometedora, afición indiferente

El buen paso del Puebla en Copa parece ser completamente intrascendente para la afición. En una de las entradas más pobres que se recuerden en la última década en el Estadio Cuauhtémoc (y magnificada ahora que el aforo es más grande), los Camoteros volvieron a cumplir y, dándole la vuelta al marcador, ya superaron a sus dos rivales de grupo, poniendo su acceso a la siguiente fase, prácticamente asegurado.

¿Será que ya haya ánimos por parte del DT para probar con elementos de Copa, para dar rotación en Liga? ¿Schmidt? ¿Amione? Ya se verá. Lo único cierto es que hay interés en que Puebla dispute con honor este torneo y, por lo pronto, ha habido buenas actuaciones individuales y colectivas que poco pie dejan para el reproche.

Dicho lo anterior, no queda más que resaltar lo poco comprometida, interesada, creyente (o cualquier adjetivo que se le pueda dar) de la afición en este inicio del Puebla.

Puebla está perdiendo a su afición

Contradiciendo lo mencionado semanas atrás, parece ser un momento importante sacar conclusiones claras con respecto a qué es lo que está alejando a la afición de las tribunas. La gente fue en discreta cantidad a ver el Puebla contra Tijuana; aún menos contra Santos y, del juego de Copa contra Sinaloa, ni qué decir.

La tribuna se pintará de azulcrema y, después, de rojiblanco.

En sus tres partidos disputados, Puebla apenas ha llevado a un aproximado de 30 mil personas (o menos) a la cancha y la situación es alarmante. Claro… La tribuna se pintará de azulcrema y, semanas después, de rojiblanco. ¿Será ese el interés real de la directiva? ¿Llenar el estadio dos veces por semestre aunque blanquiazules vayan menos de 10 mil? Porque por lo pronto, nada da pie a formular un planteamiento diferente, más que ese de entender que los altos mandos del Puebla están conformes con llenarse los bolsillos a costa de las aficiones populares, ninguneando a la local.

Y aunque es verdad que el tema pudo establecerse semanas antes, cuando se cambió el nombre y el escudo, cuando la televisora decidió que Puebla jugaría a las 18 horas del domingo y cuando los precios subieron (entre otras, como pudieran ser la temporada de lluvias y el incongruente espacio de estacionamiento acorde al aforo); lo cierto es que los tres primeros partidos del Puebla solo han permitido confirmar que todo el coctel de errores del pasado iba a dejar en abandono total (por parte del aficionado local) las renovadas tribunas del Cuauhtémoc.

Como aficionado pasional, uno podría seguir invitando a la gente a ir, podría invitar a esa misma gente a confiar en el nuevo proyecto y podría poner argumentos sobre la mesa de cómo es más bonito ir a la cancha que pasarse el ‘domingo de flojera’ en otros lugares… Pero la verdadera chamba es de la directiva y ésta tendrá que hacer esfuerzos grandes para reconciliar al grueso de la afición con el equipo.

Por lo pronto, pinta fallido el PueblAbono. Si la directiva está preocupada por no perder a esa poca afición que le queda al Puebla después de tantos y tantos años de sinsabores, será importante comenzar a moverse a nivel mercadológico para que la afición regrese. Al final, lo dijera bien Eduardo Galeano: “Jugar sin hinchada, es como bailar sin música”.

Se viene la visita en cancha de Atlas

Ahora solo quedará revertir la desazón de la semana previa antes Santos y sacar un buen resultado en el Estadio Jalisco. Atlas, hay que mencionarlo, no está haciendo las cosas mal pero muy ‘a lo Atlas’ ha contado con cierta malaria a la hora de conseguir resultados (donde irónicamente el mejor resultado que consiguió en el torneo fue a costa de un regalo arbitral).

Si Puebla quiere recuperar esos dos puntos que perdió el domingo pasado, deberá salir por el resultado aprovechando ese desbalanceó psicológico que representa tener rachas malas aun cuando se juega bien como le está pasando a los Rojinegros. A esperar que así sea y que, sean justamente esos resultados positivos, el envión que requiere la afición para volver a las tribunas.